viernes, 17 de abril de 2009

BAÑOS DE VILO. MEMORIAS MÉDICAS

El reglamento que regía el funcionamiento de los establecimientos de baños de aguas minerales ordenaba que el médico director del balneario, al finalizar la temporada, redactara una memoria-informe sobre el mismo. De los Baños de Vilo se conservan nueve memorias, correspondientes a años comprendidos entre el 1860 y el 1896. Antes de estos informes oficiales ya vimos cómo en 1828 el Ayuntamiento de Vélez encomendó otro al médico Don Julián García Valiente y al farmacéutico Don José García Sevilla.
Para conocer de forma directa cómo eran los Baños de Vilo en la segunda mitad del siglo XIX dejamos nuestra narración y le cedemos la palabra a sus diferentes directores médicos. La selección y transcripción de algunos párrafos de sus escritos dará una visión más auténtica de su historia. Nos limitaremos a la parte no médica; de ésta haremos un trabajo monográfico en otra ocasión.
De todas las memorias, posiblemente las más serias, las más trabajadas sean las dos primeras. Podríamos añadirles incluso el calificativo de más entrañables. Están escritas por el Doctor Don Manuel Marín Yébenes en los años 1860 y 1861. Da la impresión el Dr. Marín de ser un hombre responsable, trabajador, preparado y, sobre todo, un médico vocacional.

Memoria del año 1860

En ciento treinta y nueve páginas de letra amplia y espaciada el Dr. Marín Yébenes redacta un concienzudo informe.

La cantidad de agua que da en un minuto es la de arroba y media; mucha más produciría a estar este manantial debidamente arreglado; es mucho el descuido en que se halla, por razón de no pertenencia a dominio particular alguno y, a decir verdad, no sabemos a quién pertenece, pues, siendo unos baños en donde nada se cobra al público por razón de baños, pertenecen de hecho al público y, de derecho, ignoro a quién, etc.. Lo que sí sé es que las aguas nacen entre las faldas de una hermosa sierra que se denomina Marchamona y que, al nacer, sale al par del agua un ruido particular y que lo creo debido a obstáculos que encuentra en su salida y que no hallaría y daría más agua a estar este manantial en debida construcción. Punto es éste del que me ocuparé en otro lugar.

El servicio general de baños está en relación directa con la importancia de los mismos; la misma incuria y abandono y por iguales causas. A dos albercas circulares, una para el sexo femenino y otra para el masculino, está reducido el establecimiento de estos baños; y, si hoy existen tinas para usar las aguas termales o calientes, calorífero y algo de menaje es debido a que los dueños de hospederías, por su propio interés, me han ayudado a que no falte en mis pobres baños lo más necesario a poder usar de sus riquísimas aguas minerales.
En contraposición de este deplorable abandono se encuentra aquí la Naturaleza, fresca y lozana, vertiendo aroma de feraz consuelo; y por doquier se dirija la vista contemplará el hombre la grandeza de la omnipotencia divina: estos baños nacen en la bella Andalucía y, de ésta, en la provincia de Málaga, de la que dista 6 leguas de buen camino; se hallan rodeados por las ciudades de Vélez, Archidona, Loja, Antequera, Alhama de Granada, de la que sólo dista once leguas y, de todas las demás, muy pocas; así que a estos baños concurre una sociedad escogida entre lo más rico de estas poblaciones y de un sinnúmero de pueblos, que distan de los baños poquísimo; aquí encuentra el hombre cuanto necesita para su vivir, de buenos alimentos, sanos y económicos; recrear la vista cansada por sus males, los cuales quedan, la mayor parte, en aquestas benéficas aguas; ellas purifican al malhumorado; vuelven la salud al leproso y como regenerando la energía vital, dan a cada uno lo que más desea, que es la salud, y ésta no se sabe lo que vale hasta que se ve perdida, así como el hombre no sabe lo que tiene hasta que lo pierde, etc..

A un tiro de bala del establecimiento ya se encuentra la Puebla de Periana, población agrícola y rica en producciones; así es que, aunque sólo contamos con unas sesenta casas de hospedería y una ermita, pueden los bañistas residir cómodamente en dicho pueblo; las aguas potables son inmejorables, tanto en Periana como en los Baños; para seguridad existe un puesto de los individuos de la benemérita institución de la G. C., así que en naturaleza, en alimentos, en hospederías y seguridad, bien.

Unas páginas más adelante nos ofrece un pequeño resumen de la flora y faunas silvestres de los alrededores de los Baños, con sus nombres científicos y vulgares.

Antes de terminar su trabajo el doctor hace un breve comentario sobre las fechas en que están abiertos los baños, sobre algunas ventajas que él encuentra para los agüistas y sobre el número de éstos.

La temporada para hacer uso de estas aguas minerales comienza en quince de Junio y concluye en igual día el mes de Septiembre. Los baños se encuentran situados en la Provincia de Málaga, partido del Colmenar y Puebla de Periana, en cuya jurisdicción se hallan los manantiales minerales, etc.. Distan seis leguas de Málaga y cinco son de camino real y la otra de herradura. El país no puede ser más bello, abundante de aguas potables riquísimas, como igualmente toda clase de alimentos, sanos y económicos, etc..

Constituyen las hospederías unas cien casas, las cuales se van aumentando todos los años. La proximidad a Periana hace que no pueda nunca faltar hospederías ni alimentos, pues sólo dista un cuarto de legua y es población de setecientos vecinos , pueblo agrícola y cuyos naturales son laboriosos y honrados, etc.. En los mismos Baños tenemos una bonita ermita y se dice misa diariamente, por manera que no falta nada para lo esencial de los concurrentes, pues hasta en seguridad tenemos un puesto de Guardia Civil, ya por disposición de autoridad superior de la provincia y mis ruegos, se establece durante la temporada.

Condición social:

Personas acomodadas.............................. 384
Pobres de solemnidad ............................. 57
Total ......................... 441

Acaba su trabajo con unas observaciones sobre el clima de la zona.

Memoria del año 1861

La memoria de este año, además del informe científico, está llena de vivencias personales, que nos dan a conocer no sólo el carácter del Dr. Marín, sino también las circunstancias históricas y sociales de aquellos años. Dejemos al doctor que nos informe.

En la provincia de Málaga, partido del Colmenar, se encuentra la puebla de Periana; al norte de esta población y distante media legua de la misma se hallan situados los baños de Vilo o Rozas; el terreno es arcilloso, formando una deliciosa llanura llamada de Zapata, en la base de un monte que recibe el nombre de Cerrajón; se encuentran grandes rocas de naturaleza caliza, sembradas de espejuelos y cuyas vetas tienen un color brillante.

De entre estas rocas nace un manantial de agua mineral, que da ciento ochenta pulgadas cúbicas por minuto y surte a dos grandes albercas circulares que sirven de baños, una para las mujeres y otra para hombres; estos baños reciben el nombre de Las Majadas de Vilo o Rozas. En los mismos se encuentran tinas y los útiles necesarios para tomar los baños a la temperatura necesaria, etc..

Además tenemos otros dos manantiales de agua medicinal y de composición química diferente; uno a poca distancia del anterior y de agua mineral purgante, destinado a la bebida cuando hay necesidad de purgar a los enfermos, y el otro algo más distante y de agua mineral ferruginosa, de la que hacemos uso para combatir los desarreglos de la matriz, la clorosis, la anemia y otros males.

..... La temporada de baños en los de mi dirección comienza en 15 de Junio y da fin en septiembre. Estando estos baños muy próximos a los fríos puertos de Zafarraya, con más, rodeados de sierras, ríos y arroyuelos, país frío por su posición topográfica, resulta que para el 15 de Septiembre no he tenido nunca ya en mis baños ni un solo bañista. Así que la temporada debiera terminar en 15 de Septiembre más bien que en fin del mismo, etc..

Data el uso medicinal de estas aguas minerales de la más remota antigüedad. Lo comprueba el que en los mismos baños se encuentran ruinas de baños antiguos y que parecen ser obra de romanos. El nombre de Fuente de la Almanzora se atribuye a hechos gloriosos de esta agua verificados en la esposa de Almanzor, etc..

Los baños que hoy existen y que hemos dicho consisten en dos grandes albercas y algunas tinas; datan del año 1825 y estas obras fueron hechas por la ciudad de Vélez Málaga, a su costa y a la de varios pueblos limítrofes que contribuyeron con su óbolo.

Rodea a los baños un sitio ameno y que produce ricas sustancias animales y vegetales. Las primeras se encuentran en aquellas ricas sierras que hemos dicho y las segundas en las calles y huertas que fructifican con lozanía, merced a las abundantes aguas que los riega, al sol vivificador de la bella Andalucía y a la bondad del terreno que los abriga. Nada falta al enfermo, pues en estos baños se encuentra un surtido de alimentos sanos y equitativos, por reunir, además, las circunstancia favorable de distar de la Puebla de Periana menos de media legua y sus naturales se encargan de vender en los Baños de Vilo alimentos de todo género y unos ricos panes de bizcocho, rosquillos de huevo y azúcar, y otras cosas que tienen nombre por lo buenas, etc..

Con respecto a hospederías tenemos unas sesenta casas, que pueden albergar trescientas personas; también tenemos una bonita ermita en la que no falta la misa los días de precepto; pero ocurre que la hay casi a diario porque pocas veces estamos sin algún sacerdote que se encuentra usando las aguas minerales de las Rozas.

Condición social:

Personas acomodadas.............................. 262
Pobres de solemnidad ............................. 105
Total ........................ 367

Si se compara el resultado en la presente temporada de baños con los de años anteriores, se notará mucha falta de concurrencia; es debido a los acontecimientos deplorables de Loja, que tan en peligro puso mi vida y la tranquilidad de mi querida familia, en razón a que los turbulentos del Pueblo de Periana, que dista media legua de mis baños, concibieron la mala idea atacar a la benemérita fuerza de la Guardia Civil que custodiaban a los baños y, a la par, atropellar mi casa. Merced al aviso que tuvo, la Guardia Civil se retiró precipitadamente y yo quedé solo con la protección de Dios y la del médico y otros amigos de Periana, que pudieron persuadir a aquellos desgraciados que abandonaran su criminal intento, respetando los baños y mi persona.

Y, ya que he tocado este doloroso recuerdo, séame permitido hacer presente que mis padecimientos datan aún de una época más remota, en efecto. En los cinco años que tengo a mi cargo la dirección médica de los Baños de Vilo o Rozas puedo contar lo siguiente: en 1857 y en 1858 tuve que luchar con las deplorables consecuencias que heredé de mi desgraciado sucesor (predecesor), villanamente maltratado y arrastrado por bárbaras personas que concurrían a dichos Baños. Así que mi antecesor murió a consecuencia de las heridas que le causaron, y sólo por exigir sus derechos de papeleta a aquellos cafres. Por manera que las más de mil ocasiones y en el momento de satisfacerme mis honorarios me recordaban la muerte y la causa de la desgracia de mi desgraciado antecesor.

Estos incidentes y otros muchos de diferente orden hicieron que en las dos primeras temporadas que serví estos baños fueron para mí épocas de tristes recuerdos; empero, no teniendo otro medio de subsistencia y rodeado de una familia que sostener, halagado, al propio tiempo, por la dotación de 8.000 reales que gozaba.

Entramos en el año de 1859, que era el 3º para mí, y acaece que el gobierno de S.M. la Reina (Q.D.G.) suprimió la dotación de 8.000 reales que tenía asignada los Baños de Vilo; dotación que era para mí el [tocante] de la subsistencia de mi crecida familia, y, con la esperanza de poderla recobrar otra vez y con los esfuerzos que Dios sabe tengo hechos, llegamos a la temporada de baños de 1860, que es la cuarta.

El cólera morbo o asiático invadía la provincia de Málaga, visita mis baños y, no encontrando más familia que la del médico director, nos acomete y, padeciendo toda mi familia en más o en menos grado, hizo por último una víctima.

No habiendo temporada y sin recursos para regresar a mi casa de Madrid, nos refugiamos después de temporada en un lugar llamado de Almáchar, invadido por el cólera, y en él hice lo que puedo acreditar legalmente por certificado que conservo de aquel municipio benéfico.

Por último, en la temporada del año 1861, que es la quinta para mí , es público cuanto dejo mencionado y que sufro al recordar, pues tuve en inminente peligro mi vida y la suerte de mi esposa e hijos. Ya que, gracias a Dios y a los buenos amigos de Periana, no cometieron su bárbara empresa aquellos desgraciados, tuve, sin embargo, que lamentar la falta de concurrencia, los continuos sobresaltos y el ver a mi esposa dar a luz una niña en aquellos momentos y antes de llegar su embarazo a todo tiempo. ‘A qué continuar estos tristes recuerdos de épocas calamitosas; creo haber dicho lo suficiente para poder invocar, con justicia, un recuerdo en mi favor del gobierno de S.M., etc..

Termina esta memoria con un informe sobre sus observaciones meteorológicas.

Memoria del año 1862

Después de las penalidades que hemos leído en los párrafos anteriores, el Dr. Marín no tuvo más remedio que buscar otra zona donde aplicar sus conocimientos y llenar de contenido su vocación de médico. Le sustituye el Dr. D. Miguel Vegas Ramos, que aguantó como él otras cinco temporadas. Solamente disponemos de la memoria del primer año. Consta de sesenta y nueve folios manuscritos, dedicados casi todos al estudio médico de los Baños de Vilo: no quiere comprometerse opinando y diciendo lo que seguramente desagradará a las autoridades de la Puebla de Periana. Hace un completo informe de las diferentes enfermedades tratadas y una prolija estadística de los enfermos. Al informe no médico dedica los dos últimos folios.

Resumiendo cuanto llevamos manifestado como fruto de nuestro cometido y como recuerdo histórico de las diferentes enfermedades que hemos tratado con el poderoso auxilio de estas aguas minerales. Diré que con ellas he observado curaciones difíciles y maravillosas que hubieran sido imposible sólo con los medios farmacológicos, porque no sólo debemos concretarnos a los buenos efectos obtenidos por los mineralizadores que componen el agua del baño, sino que ayuda mucho a mejorar los enfermos el buen clima que allí se disfruta y el gran número de aguas potables muy buenas que allí se encuentran. Y, si a esto se uniera un buen hospedaje y una carretera que pudiera conducir a algunos enfermos que sus dolencias les imposibilitan la marcha en caballerías, único medio hábil que hoy se encuentra para llegar a este establecimiento de baños, completaría cuanto pudiera desear un bañista que deseara curarse de sus padecimientos, o que quisiera en estado de salud disfrutar una temporada de recreo.
Muy grato sería para mí el haber llenado cumplidamente mi deber; pero en materia tan difícil y delicada no dejo de conocer el gran vacío que encierra y que supera a mis débiles fuerzas. Las observaciones clínicas, entre otras mil cosas, requieren tiempo, paciencia y una razón harto despreocupada que las vaya haciendo pasar lentamente por el crisol competente de la experiencia, despojada de flores y de prolijos comentarios, que no hacen otra cosa que ocupar un tiempo precioso que puede emplearse con más provecho. Razón porque me he limitado única y exclusivamente a hacer una estadística sencilla , clara y veraz de las distintas enfermedades que han sido tratadas con la saludable acción de estas aguas en la última temporada de baños y primera que he tenido el honor de ser su director; y dio principio el siete de Junio del presente año y concluyó el treinta de Septiembre del mismo. Sin embargo, que cuando yo tomé posesión en dicho día del referido destino ya estaba abierto el establecimiento desde el quince de Junio, en cuya época siempre se abre.

Riogordo diecinueve de diciembre de mil ochocientos sesenta y dos.

Memoria del año 1867

La memoria está firmada en Granada por Manuel de la Calle, con fecha 8 de Mayo de 1868. De las ocho memorias médicas que comentamos, ésta es la de menos interés bajo el aspecto médico, pero la de mayor información sobre la aldea. Vamos a transcribir una parte del documento, por el que podemos conocer algo de sus edificios y quiénes eran sus propietarios. Adjuntamos también el plano que acompaña a la memoria.

En la ladera opuesta a los baños, que es de una suave pendiente, se hallan colocadas las doce casas nombradas del Apostolado, de la propiedad de dicho Sr. Conde de Catres, y, diseminadas a derecha e izquierda del camino de Málaga a Periana, se encuentran otros edificios y tierras de labor, contándose entre los primeros, y a la parte del arroyo, una casa aislada, de la propiedad de D. Manuel Zamora, y otra de Dª. Isabel Ruiz, y, después de la misma orilla del camino, una casa molino de aceite de dicho señor conde y otro molino harinero; y a la parte opuesta del camino una casa de D. Rafael Zamora y un solar, siguiendo a continuación seis casas del señor conde, volviendo con el camino de Málaga, con una tapia que constituye la cerca de su huerta, hasta la confluencia del camino nombrado del molino. Subiendo por éste se llega a la placeta y molino harinero de D. Rafael Zamora, y, después, a tres casas de dicho Excmo. Sr., que se hallan sostenidas por un muro de contención, situado a distancia de 4 metros, y, bajando por una vereda, se encuentra una casa aislada, perteneciente al Sr. Alcalde actual de dichos baños.
Al final de la huerta del Sor. Conde se encuentra otro molino harinero, de la propiedad de D. Rafael Zamora, y, por último, por debajo de las casas del Apostolado y tierras de labor de D. Antonio Palomo, una casa de labranza.

Este interesante documento está firmado por el médico, como antes hemos dicho, pero no está manuscrito por él. La caligrafía de su firma no tiene ningún parecido con la del texto. Éste está escrito con una letra propia de un pendolista profesional. Posiblemente ni el borrador del texto sea del médico. Parece como si quisiera demostrar que la mayor parte de las tierras y edificios de los Baños de Vilo son del Conde de Catres y que éste no sólo es su dueño sino también su salvador. Veamos otro fragmento de la memoria en el que aporta ideas para mejorar el balneario.

Hecho mérito de todos los edificios de que consta esta localidad, paso también a hacer una ligera reseña de los que deben proyectarse a fin de que los bañistas puedan tener alojamiento más cómodo.

Aun suponiendo que en cada casa de las del Apostolado y las seis del señor conde puedan colocarse de 18 a 20 familias, las demás tienen que hacerlo en las otras casas particulares.

Ahora bien, suponiendo, según las noticias que hemos adquirido, que en las épocas de estos baños, que por término medio hay que dar albergue a ochenta bañistas, fácil es calcular las penalidades que ofrecerá la falta de local; por ello, pues, sería muy conveniente situar cinco casas a la orilla del camino de Periana, entre la casa de D. Manuel Zamora e Isabel Ruiz, en tierras de labor de D. Rafael Zamora, según se indican en el plano con la línea de caminos, y, en la parte que ocupa la tapia de la huerta del Excmo. Sr. Conde de Catres, construir otras nueve casas, que puedan contener otras tantas familias, con las cuales (que también se marcan con el mismo color) se tendrá lugar suficiente para la instalación de los enfermos que todos los años concurren a dicho local.

Es conveniente que en el terreno baldío, que se encuentra entre las casas del apostolado y espacio o placeta del molino, se edifique, en el punto que se marca en el plano, una ermita para verificar el Santo Sacrificio de la Misa y capaz para contener a los forasteros y personas de la localidad, según el cálculo que dejo expresado; pues, estando la que hoy existe en completo estado de ruina, para cumplir con el precepto de la Iglesia hay necesidad de bajar al pueblo de Periana.

Indispensable es también la construcción de un local que sirva de Hospital y que pueda dar abrigo a enfermos pobres que, careciendo absolutamente de recursos, tengan este asilo donde albergarse y hallar alivio a su enfermedad.

No menos necesaria se hace la construcción de una galería, como la que se indica en el plano, para que los bañantes, al salir de tomarlos, tengan local donde reposarlos y eviten el tener que trasladarse a una gran distancia, con perjuicio del beneficio que en su salud debieran causarles aquellos.

Y, finalmente, el puente debe construirse con alguna solidez, a fin de evitar los perjuicios que muchas veces se originan, construyendo además un muro de sostenimiento de mampostería con cal, como el que va indicado en el plano, con objeto de enfilar las corrientes al puente, defendiendo la casa baño.

Termina la memoria con la descripción del balneario.

Sólo me resta para concluir mi pequeña memoria detallar la casa baño que hoy existe, tal cual se halla en la actualidad.
Detalles
En un patio situado a la parte del Este se halla la alberca de las mujeres, construida de fábrica de ladrillo, recibiendo el nacimiento, o sea, las aguas, por atanores de barro colocados al pie de los cerros, punto donde nacen; después pasa el agua a otro patio, donde se encuentra otra alberca para hombres, de la misma construcción que la anterior, teniendo uno y otro patio cenadores para comodidad de los bañistas.

Para los pilones de los baños templados, que están dentro de cuartos y que se encuentran por encima del nivel de un depósito situado debajo de una de las galerías, recibiendo éste el agua de las albercas, que se hallan más elevadas que este punto, se han construido orificios en la parte inferior de dichos pilones, que, formando boquillas de desagüe del sifón principal, los llena hasta la altura de los desagües; y, respecto al agua caliente, hay establecida una caldera.

Memoria del año 1872

La memoria siguiente que hemos podido estudiar es la del año 1872. Está firmada, en Sanlúcar de Barrameda, por D. Agustín Ballesteros, médico director interino.

Este señor, decepcionado por la experiencia pasada en los Baños de Vilo, no piensa volver más por allí y, por consiguiente, no tiene necesidad de granjearse las simpatías de nadie. De ahí que su informe sea realista y sin tapujos. Refleja fielmente el grado de abandono y deterioro a que habían llegado los Baños de Vilo. Lamentémonos de lo que pudieron ser y no han sido, del abandono en que estuvieron por parte de sus responsables, las autoridades de Periana, las de la provincia y las nacionales. Coinciden varios de los médicos que los dirigieron en que las aguas de Vilo eran de las mejores de España, situadas en un lugar paradisíaco, pero sin caminos y, lo que es peor, sin control y en manos de unos desaprensivos.

...... pues con muy poco que el hombre hubiera agregado sería uno de los primeros de su clase.

Lo compone el edificio destinado a baños y otros varios esparcidos a más o menos distancia destinados a hospederías.

El edificio destinado a baños, colocado al pie de un elevado tajo, se halla formado por una gran barraca, con techumbre de madera y consta de dos albercas y cinco pilas de barro, repartidas en otras tantas pequeñas e incómodas habitaciones.

Esto es todo cuanto hay que decir a favor del edificio, pues faltan cuantas comodidades y objetos se exigen en esta clase de establecimientos.

Las hospederías, correspondiendo al cuadro anterior, se hallan en las peores condiciones.

Los caminos intransitables, pues únicamente se puede llegar en caballerías y eso con grandes incomodidades y peligros; así que la concurrencia se hace cada día menos numerosa, pues la facilidad de comunicaciones la llevan a otros establecimientos, donde encuentra más comodidades, y la poca que concurre se halla retenida por la bondad de las aguas.

Lástima grande que no se realizaran mejoras, que, dando más comodidades al bañista, sería mayor la concurrencia.

De una roca de naturaleza cálcica y al pie de la llanura llamada Zapata nace el manantial que alimenta los baños.

Poca abundancia tiene, si bien es suficiente y sobra hoy para sus atenciones.

Trabajos bien dirigidos podrían aumentarla, dando mejor salida que la que en la actualidad tiene.

...... Hay además a 200 metros del manantial otro de naturaleza purgante, cuyos mineralizadores son el cloruro y carbonato cálcico y el sulfato magnésico; su temperatura 20ª.
A 5 kilómetros del establecimiento hay un manantial de aguas ferruginosas, conocido por La Almanzora, que contiene cloruros y sulfatos sódicos, magnésicos y cálcicos, y carbonato férrico y cálcico.

Memoria del año 1875

Esta temporada, como solía acontecer, su director médico también era interino. Se trata del doctor D. Antonio Álvarez Sánchez, vecino de Málaga.

De esta memoria podemos decir que, como las anteriores, retrata la triste y desaprovechada existencia del balneario. Aunque sea prolijo, vamos a transcribir un amplio repertorio de textos para conocer las magníficas posibilidades del balneario y, al mismo tiempo, la cutrez a la que llegó.

Estudio físico y climatológico del Terreno

Situado el caserío al pie del dicho cerro de Zapata, cuya altura tomada en su parte media y a contar desde su base, que no bajará de doscientos metros, proyecta su sombra principalmente sobre esta parte baja del valle desde las cuatro y media de la tarde en adelante, haciéndolas más largas, frescas y agradables, ya para los paseos ordinarios, ya para las excursiones de recreo a los pintorescos y deliciosos sitios de este término, prodigio en vistas, vegetación y en aguas.

Formado este valle por las cuencas del río de Guaro, que baja por él, de N. al E. y S., formando arco, y el arroyo de Zapata, de NO a S., en donde se une con el anterior, corre además de éstos y de otros varios arroyuelos de otras tantas fuentes de agua potable, riquísima a cual más, de una temperatura de 18º y medio centígrados, las cuales atraen por sí solas muchos a veranear y mudar de aguas, la acequia de la Rivera de los Molinos, que, bajando en forma de cascada, se pulveriza y favorece las emanaciones, que contribuyen a suavizar y atemperar el calor atmosférico, ...

.... De su flora poco podremos decir, aunque, si hemos de ser francos, lo mismo ha de ser de todo lo demás; en el corto espacio de una temporada, en un establecimiento en que todo está por hacer y en donde el médico es mirado con antipatía, porque en todo tiene que intervenir, si, como hasta aquí, no ha de imperar el desorden y la estafa, por un lado, y el abandono miserable, por otro, poco, muy poco puede hacerse y más con una interinidad, que, unida a los miles de obstáculos que aburren al director, alientan los abusos de los demás empleados y bañistas en esta tierra clásica del desorden y la coña.

Con todo, diremos que en toda esta zona se crían muchos y espontáneos acebuches, que, injertados en olivos, dan abundante y nombrado aceite de Periana y Riogordo, célebre por su trasparencia, pureza y buen gusto; que abundan más en las laderas y, sobre todo, en las peñascosas estribaciones de la sierra, hasta formar bosques espesos, que le dan realce y encanto a esta tierra;

...De su fauna, ... no hemos podido disponer su estudio zoológico, ... si como hasta aquí las condiciones del establecimiento no reducen a sus directores a simples empleados de puertas, que cobran a los que les quieren pagar y nada más.

Por consiguiente, diremos que existen en ella animales domésticos, dominando el ganado vacuno y lanar, poco el cabrío, pero suficiente para tener queso y leches abundantes durante la temporada de baños. Igualmente existen los demás animales de carga, los cuales pueden aprovecharse con este objeto, y, como medio terapéutico, la leche de burras y la de yeguas, fermentada como hoy se emplea con éxito en ciertos padecimientos del pecho. Las aves de corral, que proporcionan ricas y suculentas carnes y abundantes huevos. Caza, que contribuye a lo mismo y a la distracción de los aficionados. cerdos, que suministran abundantes y variados preparados de sus carnes, con los cuales se sostiene un activo comercio con las costas, en donde no pueden conservarlos; y, por último, como carácter negativo la escasez de dípteros y falta principalmente del género mosquito, que son un tormento en las costas y terrenos cálidos, de los cuales toma esta zona sus mejores ventajas.

Descripción del Establecimiento

... por disposición de su primer médico director, D. Miguel González Galiano, se pusieron los baños calientes a expensas de los dueños de las hospederías, como tenían obligación, y en 1870 cubrieron las albercas con algunas tablas, sin que por esto dejara de estar a la intemperie.

En la actualidad están, como siempre, amenazados del cerro y del arroyo, que no dejan, tanto el uno como el otro, de producir todos los años sus desperfectos, hundimientos e inundaciones, sufriendo los bañistas, además de estos miedos, los inconvenientes del lamentable estado de su edificio e instalación.

Éste está constituido por dos albercas de unas tres varas y media de largo por tres de ancho; la de las mujeres, desde dos cuartas a tres de profundidad ; y la de los hombres, de una vara; enlosadas, pero tan mal preparadas que se sale el agua por todos lados. Los compuestos de desagüe son dos trapos y una espuerta de barro; lo cual hace que esté turbia el agua al agitarla. Las albercas están medio cubiertas del sol, algunas tablas y los desnudaderos, aunque más bien parecen una choza de pastores, lo están con tejas. Los baños calientes, situados en la parte inferior de los anteriores, están reducidos a una habitación de unas seis varas de larga por cuatro de ancha, dividida en cuatro celdas, en donde hay en cada una una pila de barro embutida en el suelo, a donde por unos tubos de plomo, que tapan y destapan con un palo liado de trapo, viene la agua caliente de una caldera, de unos diez cántaros de cabida, y en donde su elevación de temperatura se hace en tan malas condiciones que, a no ser por la agua fría que se añade, de muy poco servirían tales baños.

El depósito para alimentar la caldera y las pilas está reducido a un estanque de unas cuatro varas cuadradas, en donde, por su mala dirección, sufre la agua la descomposición consiguiente, llevando la falta de mineralización sulfurosa, que es el objeto de estos baños. Las paredes del establecimiento, además de no tener de altura más de dos varas y media, de ser de piedra y barro, están casi en ruinas, y las puertas y cerraduras en tales términos que, ya estén cerradas o abiertas, dejan pasar no sólo la vista y enterarse de lo que pasa dentro, sino también a las personas. En cuanto a instalación, o sea, aparatos y muebles, está reducido a la caldera, a un roto termómetro de Reamur, que para todo servirá menos para graduar la temperatura, teniéndolo que hacer, y con más exactitud, con la mano, a unos poyos de piedra y barro y a unas perchas de madera para colgar la ropa. Y, por último, teniendo que hacerle subir al agua de nivel para que entre en las albercas y depósito, está empantanada en el interior del cerro, resultando de esto que se escapa por otros lados y no hay agua bastante para llenarlas una vez al día, sufriendo un tanto su descomposición y escapándose, al mismo tiempo, los gases que contiene.
La fuente purgante no existe más que en la temporada de baños, la cual buscan los bañistas poniendo peones a su costa, si las tienen recomendadas, por estar confundida con el arroyo, y nadie piensa en hacer nada por ella ni apropiársela, porque no da dinero como la del establecimiento.

La Almanzora está reducida a un charco un poco hondo, de donde no sale el agua, y sigue la misma suerte que la purgante.

La de los Lazarinos, antes Fuente Santa, la constituye otro charco cenagoso, cuyas aguas se pierden a los pocos pasos, sin que nadie las aproveche. Esta fuente desaparecerá muy pronto, pues los riegos y cultivo en que han puesto los terrenos inmediatos se encargará de hacerlo, si el corte de tierra que traen por encima no lo ha hecho ya.

Las hospederías, pocas, malas y caras, y para los pobres ningunas; en términos generales se hace imposible la estancia de toda persona que busque una mediana comodidad, y de los pobres, a no ser que, como viene sucediendo, se alberguen. debajo de los olivos, lo cual trae sus inconvenientes

Las vías de comunicación son, por el norte, desde Málaga a Granada, por el ferro-carril de estas poblaciones a la estación de Salinas, la cual dista tres leguas de estos baños; o, por la carretera de Granada a Málaga y al Colmenar; o Alfarnate, y de aquí en caballerías a los Baños. Por la costa o mediodía, por Vélez y el camino de esta ciudad a los Baños, Y por poniente, por Alhama y desde ésta en caballería a los Baños.

Reformas que necesitan

Como las fuentes medicinales en un establecimiento balneario son lo principal y lo que reclama en primer lugar la atención, empezaremos por ellas a indicar sus necesidades si han de servir como lenitivo a la humanidad doliente.

La Almanzora, ya que no se hagan las carreteras que tiene aprobadas la Diputación Provincial, por las cuales se ponen estos Baños en comunicación con las principales poblaciones, con el ferro-carril y con esta fuente, ya para que fueren a ella los enfermos a pie, a caballo o en carruaje a beberla, y ya para hacer accesibles los demás a este establecimiento, al menos ponerla a ésta en condiciones de usarla, librarla de las suciedades y animales que allí llegan como a otro charco cualquiera, que a ciertas personas les produce sus inconvenientes y se niegan a tomarla y, al menos, aunque no en todas sus buenas condiciones, formaría una fuente del establecimiento, que hoy no lo es ni nadie las usa.

La Fuente Purgante, buscar sus aguas fuera del cauce del arroyo, en donde deben estar más en su pureza, y se pueden usar ya en bebida, como purgante o diurética, ya en baños, que igualmente tiene sus indicaciones y usos, y más en un establecimiento en donde por la acción de las aguas sulfurosas sobre la piel viene la astricción de vientre , con sus dificultades e inconvenientes, o un exceso de reacción que obliga a suspender el plan, y reclaman los baños de agua dulce como atemperante o sedante, cuyas indicaciones llenan estas aguas sulfatadas mejor que ningunas otras, ya sea en baños, ya en bebida.

Las Fuentes Sulfurosas, reunirlas a un punto con suficiente declive, con objeto de aprovecharlas todas y en tales condiciones que no sufran alteración en su composición ni se pierdan o escapen la mitad o más, como viene sucediendo hoy día, pues, a pesar de todo, es tan escaso en aguas este manantial que no puede nunca su establecimiento adquirir gran desarrollo ni prestarse a mucha concurrencia sin que le haga falta más agua.

Para esto se necesita hacer un establecimiento que hoy no tiene, sino con todas las comodidades y requisitos necesarios, al menos, decente y en buenas condiciones higiénicas, separado del cerro y del arroyo, que desde un principio han sido su muerte en varias épocas y serán en lo sucesivo, hágase lo que se haga, si se dejan en el mismo sitio; instalarlo, o sea, dotarlo de medios aptos para usar las aguas, como albercas, duchas, chorros, caldera de vapor para usar las aguas en diferentes graduaciones y formas, termómetros, relojes, etc., etc., y cuantos útiles sean necesarios para el establecimiento, según las exigencias de la Ciencia, mediana comodidad y decencia.

Y, por último, casa fonda siquiera decente, en donde puedan hospedarse los bañistas y encontrar lo que necesiten durante su estancia, y algo, al menos, para los pobres de solemnidad, que no se alberguen en el campo raso.

¿Pero es posible esto?. Difícil lo veo. El olvido en que los ha tenido y los tiene el Gobierno ha hecho levantar un sinnúmero de ambiciones que son la rémora constante de todo progreso, el principio de tanto disturbio y el obstáculo insuperable a su reforma e instalación, y, por último, será la causa de la destrucción y perdición de sus aguas y establecimiento, dignos, por cierto, de mejor suerte.

Si E.S.; el Gobierno o debe darlos a el que los ponga en la condiciones de reglamento y los dedique a el uso público, o debe incautarse de ellos como bienes mostrencos y de aprovechamiento común, y hacer que se pongan en condiciones de reglamento al menos, por los medios que crea más conducentes, sin oír a los que hoy se creen interesados y dueños, los cuales no tienen ni pueden tener más títulos que su ambición, el lamentable abandono en que han estado hasta aquí y los derechos socialistas que les dio la revolución de Septiembre, que aún subsisten en plena Restauración para escarnio y estafa de la humanidad doliente, que todos los años protesta de tal usurpación. He dicho.

Málaga 20 de Diciembre de 1875

El año 1885 no hubo temporada de baños y, por consiguiente, tampoco médico que pudiera redactar la memoria correspondiente. Es el año siguiente al terremoto que asoló el casco urbano y los campos de la Puebla de Periana, especialmente los de la zona de los Baños de Vilo.


Memoria del año 1892

Esta temporada el cargo de médico director recayó en la persona del Dr. D. José de Troya y Atienza.. Este señor se apropia de la paternidad de todas las mejoras realizadas en los Baños. Nos extraña que él fuera el promotor de todas ellas, sobre todo de las construcciones, cuando él sólo fue director esta temporada; suponemos más bien que el promotor sería su actual propietario, el Dr. González Gosálvez. En la temporada de 1891 fue director el Dr. D. Francisco Moya Roldán, que repetiría las temporadas de 1894 a 1896; en las de 1889 y 1890 ocupó el cargo el Dr. D. Manuel Gómez Bellido.

Veamos cuáles son las mejoras de las que nos habla el Dr. Troya.

1º. En el día que se presentó (el que suscribe) a tomar posesión de la dirección del Balneario de Vilo-Rozas, al inspeccionar el balneario se encontró con que todo el edificio donde se encuentran instaladas las albercas generales, tanto el de hombres como el de mujeres, se encontraban completamente demolidos por el temporal de viento y agua que se presentó el invierno próximo pasado, así como los departamentos de baños parciales, duchas, pulverizaciones y todo cuanto se encontraba bajo los muros del establecimiento.
2º. De fondas del mismo establecimiento no existía más que una y está enclavada a distancia del manantial, teniendo que recorrer los bañistas, además de la distancia, una gran distancia de gran pendiente, y, en vista de lo que ocurría, el que suscribe, de acuerdo con el dueño del establecimiento, se empezaron las obras....
1º. Por cumplir lo mandado por el Sr. Director General de Beneficencia y Sanidad, y 2º para que los bañistas pudieran hacer uso de las aguas con toda comodidad, para conseguir el fin que se proponían al hacer uso de ellas, y para conseguir estos fines, el dueño del establecimiento, además de la fonda mencionada, compró a la familia de Don José Martos un gran edificio destinado a fonda, en el que pueden los bañistas albergarse con toda clase de comodidades. Se levantó de cimientos el edificio para los baños generales, tanto de hombres como de mujeres, cada departamento con una alberca circular de dos y medio metros de diámetro por ocho decímetros de profundidad.

El gabinete de duchas y pulverizaciones se hizo de nueva planta, con todos los adelantos que la ciencia aconseja para esta clase de establecimientos.

Además, al abandonar el que suscribe el establecimiento al finalizar la temporada, se había concluido otro edificio en las mejores condiciones, formando cuadro con el establecimiento destinado a fonda, para la próxima temporada, siguiendo los obreros levantando otro nuevo hotel contiguo al anterior.

Además de estas mejoras que se han llevado a cabo en el Balneario, viendo el que suscribe que no había hecho análisis de las aguas más que uno, y éste antiguo y está muy incompleto, de acuerdo con el dueño del establecimiento, que no se duele hacer gastos en beneficio del Balneario y por el bien de los bañistas, se acordó, como se hizo, recomendar el hacer un análisis minucioso de las aguas al Doctor en Farmacia Don Juan Nacle Herrera, individuo del Gabinete Químico de Granada, el que lo llevó a efecto en el mismo establecimiento, estando presente el que suscribe, llevándose todos los antecedentes a Granada para hacer una gran tirada, con objeto de repartirlo, y, como a estas horas, aún cuando lo espero de un momento a otro, no han caído en mi poder, es la causa porque no lo incluyo en la presente memoria, pero que tendré el honor de remitirlo, para si tiene bien el Excmo. Sr. Director unirlo a ella, en el momento que me lo remita.

Como la apertura del Balneario es desde el 15 de Junio al 30 de Setiembre, será conveniente fuere ésta desde el 1º de Julio al 15 de Setiembre, pues en la primera quincena no concurre un bañista, así como tampoco en la última quincena.

Memoria del año 1896

La memoria de este año, que es la última que hemos localizado, tiene alguna diferencia con sus precedentes. La primera diferencia encontrada es que no sólo la firma el médico director, sino que esta firma viene respaldada por otras dos más, la del alcalde de la Puebla de Periana, D. Rafael Núñez, y la del propietario del balneario, D. Emilio San Martín. El alcalde firma con el Vº. Bº. y el propietario con el Conforme.

D. Rafael Núñez Barroso era alcalde desde el 12 de Julio de 1886; estaba casado con Dª. Dolores Moreno Lagos. D. Emilio de San Martín y Villa en las actas municipales del año 1884 firma ya como secretario titular del Ayuntamiento de Periana. El día 14 de Junio de 1891 renunció a su cargo de secretario por haber sido nombrado concejal. Era concuñado del alcalde, pues estaba casado con una hermana de su esposa, con Dª. Remedios Moreno Lagos.
El nuevo propietario, D. Emilio de San Martín, parece que tiene interés en mejorar el balneario y convertirlo en un negocio rentable; incluso prepara para la temporada siguiente de 1887 un folleto publicitario, de varias hojas, impreso el la imprenta La Española, de Málaga. El Dr. Moya desea ayudarle y, para ello, hace una memoria menos demoledora que las de sus predecesores en la dirección del balneario: sin negar lo evidente alaba lo alabable, al mismo tiempo que ensalza la actitud positiva del dueño.

Como anécdota diremos que el Dr. Moya es recordado en Periana con cierto halo de misterio: dicen que era masón y que, a su muerte, lo amortajaron con todos sus símbolos.
Leamos un amplio resumen del informe:

El edificio del establecimiento consta ser de planta baja, tiene una forma rectangular y está dividido en tres compartimientos independientes.

El de la derecha, que es el destinado para el servicio de señoras, lo constituye una habitación cuadrada, en el centro de la cual se encuentra una piscina de piedra, de forma circular y de cabida para catorce bañistas. Este compartimiento está provisto de un aparato de duchas. En el extremo derecho de la habitación y lado opuesto al de entrada, hay un pequeño departamento en el que se halla la arquilla o depósito del agua; ésta es de piedra y cal hidráulica, tiene forma oval y de él parten tres cañerías destinadas a conducir el agua a las piscinas y a la caldera y pilas.

Los compartimientos del centro e izquierda tienen una puerta de entrada común, pero esto no les quita nada de su independencia, pues el del centro queda aislado a beneficio de un tabique, que constituye uno de los lados de la galería que conduce al de la izquierda.

La habitación central viene a ser también cuadrada y en ella se halla la piscina dedicada al servicio de los hombres. Ésta es, igualmente, de piedra, circular y de cabida para 16 personas. Del mismo modo que la habitación anterior, se encuentra ésta dotada de aparato para duchas.

Finalmente, el tercer compartimiento consta:
1º. De tres gabinetes, también independientes, provistos dos de ellos de pilas de azulejos para los baños individuales, pudiendo ser éstos fríos, templados y calientes, según las indicaciones que halla que llenar, y dedicado el tercero a baños de asiento o semicupios e inyecciones vaginales.
2º, De una pequeña habitación, en la cual se encuentran los aparatos para las pulverizaciones de ojos, oídos, nariz y garganta, y
3º. De otra habitación en la que se halla la caldera para calentar el agua.

Terminada la descripción del balneario y antes de entrar en otro orden de consideraciones, creo de mi deber manifestar a V. E. que todos los servicios balneoterápicos dejan mucho que desear: las habitaciones en las que se encuentran las piscinas para baños en colectividad son bastante reducidas; los aparatos de inyecciones, pulverizaciones y duchas no pueden ser más primitivos y deficientes, no existiendo de éstos últimos más que el simple chorro y la ducha de regadera. Se necesita modificar todo esto, perfeccionando lo que hay en la actualidad e instalando aparatos nuevos que viniesen a responder a las necesidades de la práctica.

Pero desgraciadamente dichas reformas son muy difíciles o casi imposibles en el día, porque los productos del establecimiento son tan exiguos que no se lo permiten al actual propietario; el cual, en honor a la verdad, con un celo digno de mejor resultado, ha introducido una porción de mejoras, tanto en el balneario, en el que en años anteriores no existía otra cosa más que las dos piscinas, estando sin techar las habitaciones en que se hallaban, no habiendo pilas, pulverizadores, duchas, etc., etc., cuanto en la fonda, que, situada tiempos atrás en un edificio muy distante del establecimiento y que carecía en absoluto de condiciones para albergar a los bañistas, se encuentra hoy en una hermosa casa emplazada a unos seis metros del balneario, rodeada de árboles, provista de habitaciones espaciosas, dotadas éstas de buenas camas, de acero unas, de madera otras, y de forma moderna y elegante, mesa de noche, velador, butacas, lavabos, espejo; en una palabra, de todos los utensilios necesarios para hacer más cómoda y agradable la estancia a los enfermos; además, servicio de mesa inmejorable y comida abundante, compuesta esencialmente de carnes, siendo el precio del hospedaje sumamente módico.

Repito que referidas reformas son irrealizables en el día y que el propietario no puede hacer las innovaciones que fueran de desear (y que está en su ánimo llevar a cabo en el momento que varíen las condiciones desfavorables que hoy pesan sobre esta comarca), porque el número de enfermos concurrentes al establecimiento es menor cada año y su posición social más inferior, no debiéndose este descenso de número y clase a otra cosa más que a la falta de vías de comunicación, la que hace que los bañistas ricos busquen otros balnearios dotados de líneas férreas y carreteras que permitan hacer el viaje con alguna comodidad.

Desde los pueblos Viñuela, Colmenar o Alfarnate y Alhama de Granada, que son los más inmediatos a Vilo y hasta donde llegan las carreteras de esta región al establecimiento balneario, no hay más que caminos de herradura en muy malas condiciones; tan malas que el que una vez los recorre necesita para atravesarlos nuevamente o carecer en absoluto de medios para dirigirse a otros baños o tener una fe ciega en la eficacia de este manantial.

Lástima grande que balneario cuya aguas minerales producen efectos maravillosos en multitud de estados patológicos, habiéndose visto desaparecer bajo su benéfica influencia lesiones que por su persistencia y cronicidad eran la desesperación de los enfermos; balneario que se encuentra asentado en una región tan espléndidamente dotada por la Naturaleza; región en la que todo coadyuva al bienestar de los pacientes: vegetación feracísima; extensos arbolados, que prestan sombra y frescura; manantiales de aguas potables que son la alegría de los dispépticos y anoréxicos; aires puros y embalsamados por las flores de la salvia y el romero de las vecinas sierras; temperaturas moderadas, que permiten decir “aquí no se siente el calor”, y cielo despejado y brillante, se halla tan abandonado y tan lejos su recuerdo de la mente de los que pueden protegerlo que no se exageraría si dijéramos que desde la fecha en que se reconoció la utilidad de este manantial no han vuelto a ocuparse de él.

El día que la Dirección de Beneficencia y Sanidad, poniendo en juego los recursos con que cuenta, recabe del Gobierno la construcción de carreteras que conduzcan a este establecimiento, puede asegurarse que, de tan pobre y poco frecuentado como se ve en la actualidad, se convertirá en uno de los primeros de su clase; tanto por lo beneficioso de sus aguas minero-medicinales, cuanto por la bondad de sus condiciones topográficas y climatológicas; y ese día, con poco que ayudare la mano del hombre, resaltarían más y más las galas y bellezas naturales, transformándose esta región en un vergel delicioso, al que concurrirían multitud de enfermos, buscando alivio a sus padecimientos, y en fuente de riqueza para el país.

Finalmente, y como complemento a lo que se refiere a hospedaje, manifestaré que existen casas en las que se alojan los bañistas que desean vivir por su cuenta.

El Sr. San Martín continúa luchando para conseguir un balneario de categoría, hasta que el 14 de Septiembre de 1907 una tremenda tormenta caída en la sierra de Enmedio arrastra con todo lo que encuentra a su paso. En ese todo hay que incluir, por desgracia, el cuerpo del hijo del `propietario. La búsqueda del cadáver fue intensa pero infructuosa. El Sr. San Martín no pudo dar reposo a los restos de su hijo Alfonso San Martín Moreno. Similar suerte corrió el alcalde de Vélez Málaga, D. Francisco Mendal Igualada, que llevaba unos días tomando las aguas: también fue arrastrado por el temporal; su cadáver fue encontrado a unos cien metros del balneario, sujeto a un tronco y horriblemente mutilado.

Esta desgracia ocurrió en el momento menos oportuno: cuando la propiedad del balneario estaba en manos de una persona que quería hacer algo positivo y sabía lo que había que hacer. Esperaba la construcción de una carretera que facilitara el acceso al mismo y poder efectuar en su mejora una inversión medianamente rentable. El temporal y el constante retroceso de la hidrología médica en España sentenciaron el fin del balneario de los Baños de Vilo.

A pesar de ello los vecinos de los alrededores han seguido usando sus aguas. Incluso unos días antes de escribir estas líneas hemos visto a gente bañarse en una pequeña alberca que queda.

jueves, 16 de abril de 2009

BAÑOS DE VILO. HISTORIA

Ya los romanos curaron sus heridas en las aguas de Bilo. Tan conocidas eran que no tenían necesidad de usar apellido. Sólo bastaba un nombre, Pilum (el Pilar). Cuando se decía Pilum sin apellido ya todos sabían que se referían a la fuente por antonomasia, a la fuente única, a la fuente milagrosa.
La teoría de este origen latino del nombre de la fuente de aguas sulfurosas se la debemos al profesor Chavarría Vargas: PILUM > PILO >BILO.
Bilo - hoy Vilo- se encuentra en tierras de Periana, a tres kilómetros del pueblo, debajo del Puerto del Sol, junto al Cerrajón de los Baños, a 36º 57’ de latitud norte y 4º 12’ de longitud oeste, a 580 m. de altitud. Alrededor de los baños se ha formado una aldea llamada Baños de Vilo. El balneario está en la confluencia de los arroyos Vilo y Zapata.
Hay algunos autores que modifican la fecha original de su descubrimiento. Don Pedro María Rubio, en su obra Tratado completo de las fuentes minerales de España, publicado en 1853, afirma que son posteriores a los sarracenos.
Esta fuente, como casi todas las de aguas medicinales, tiene su leyenda. Una leyenda similar también a la de otras muchas. La de nuestra fuente la ofrece Don Cecilio García de la Leña en su obra Conversaciones Históricas Malagueñas. Opinamos que la narración del señor García de la Leña debemos aplicarla no al descubrimiento de la fuente, sino a su redescubrimiento. Veamos la leyenda:

A quatro leguas de Velez Malaga á su Norte, siete de nuestra Capital y a un quarto de legua de la Puebla de Periana estuvo en el tiempo de los Moros situado un Lugar llamado Bilo ya oy despoblado, el que estaba existente al tiempo de la ereccion de este Obispado, y se conquistó quando Velez Málaga en 1487. En el sitio de las Rozas, cercano al Puerto del Sol , en una de las entradas á las sierras de Zafarraya [voz arábiga, que significa campo de Pastores] está el nacimiento de estos baños sobre la punta de un ángulo de tierra que forma la junta de dos pequeños rios ó arroyos llamados de Zapata y de Guaro. Por las virtudes de sus aguas se llamó la Fuente Santa: por el sitio, de las Rozas del Puerto del Sol: Hediondas por su fetidez, y de Bilo por el despoblado de este nombre.
Esta fuente, de la que no se advertía mas que un cenagal hediondo, y nada frequentado por su sitio áspero y desierto, era tan despreciable, que nadie hacia caso de élla, hasta que una casualidad comenzó á dar noticias de la prodigiosa virtud de sus aguas, como ha sucedido con otros muchos re­medios, y aun lo mismo que las de Hardales. Fué el caso: Un Pastor reparó, que una cabra llena de ulceras se bañaba en este cenagal, y que prontamente se puso gorda y saludable. Lo mismo advirtió en otras muchas enfermas, que se revolcaban en dicho cenagal, y quedaban libres de sus dolencias. Divulgó el Pastor estas noticias, acreditadas tambien con otros animales sarnosos que él hizo meter en el cieno, y sanaron.
Publicadas estas noticias, comenzaron á acudir á este cenagal quantos se hallaban con varias dolencias, juzgandolo un Sánalo todo; y aun llegaron á beberla, y conocieron ser digestiva, aperitiva y á veces catartica..

Llegamos sin noticias escritas de los Baños de Vilo hasta el siglo XVIII, a pesar de que en la comarca eran bien conocidas. La fama de las maravillas que producían sus aguas cada vez se extendía más: acudían a su reclamo toda clase de enfermos; personas de todas las raleas discurrían por sus alrededores, renqueaban por las breñas o dormitaban a la sombra de un olivo. Las autoridades de Vélez, a cuyo término pertenecían entonces todas las tierras de las Rozas Altas, empezaron a preocuparse ante este aluvión de personas. Suponemos que les preocupaba la falta de instalaciones adecuadas para los enfermos, o el mal estado de los caminos, o la salud física de sus subordinados, que con tanta fe acudían a tomar las aguas; pero esto no es lo que nos han dejado escrito: el primer documento encontrado sobre los Baños de Vilo nos muestra la preocupación del Sr. Alcalde y de sus ediles por la salud espiritual de las almas de aquellos esperanzados enfermos. No podía concebirse que en un pueblo decente y de buenas costumbres, como era Vélez-Málaga de la Cruz, existiese un centro donde no se respetaban las normas de castidad que nos había enseñado nuestra Santa y Sabia Madre Iglesia: en Bilo las piletas de los baños estaban “sin aquella disposición decente que corresponde a la debida separación para el baño de hombres y mujeres”. Esto es, al menos, lo que dijo el regidor Don Juan de Torres Miranda en el cabildo del día 25 de Mayo de 1736. No cayó en saco roto la acusación del edil Torres: en ese mismo acto y sin discusión se acordó encomendar al mencionado regidor que él personalmente, con cargo a los fondos municipales, se encargase de resolver el espinoso asunto descubierto en los baños que había “en tierras que llaman del cortijo de Zapata”.
La información anterior pertenece al documento antes citado referente a las
aguas que llaman las Hediondas y Fuente Santa, muy saludables y especializadas a efectos de sanidad de diversos accidentes, a las que concurren muchos adolecientes, no sólo de pueblos de esta jurisdición, sino también de muchos extraños.

Se encuentra el citado documento en el Archivo Municipal de Vélez-Málaga. Después de estos datos existe un paréntesis documental de cerca de treinta años. No volvemos a tener información de los Baños de Vilo hasta el temporal del día 25 de Septiembre del año 1764. Esto no quiere decir que estuviesen clausurados o inactivos; sólo podemos sacar la conclusión de que no hemos tenido la suerte de tropezarnos con documentos escritos que hablen de ellos. Podríamos deducir esta aseveración de la interpretación racional del segundo documento encontrado. Nos referimos al acta del cabildo de Vélez-Málaga del día 12 de Abril de 1765, en la que se dan por enterados de la catástrofe ocurrida medio año antes. Al hablar de los Baños de Vilo lo tratan no como un hecho nuevo, sino como algo que está ahí, como algo natural de nuestro entorno.
En este cabildo se habla de las inquietantes noticias que se tienen del temporal de viento y agua ocurrido en las últimas tierras del término, en las Rozas Altas. El día 25 de Septiembre del año anterior, es decir, de 1764, hubo tal temporal que destrozó los baños, hasta tal punto “que han quedado sin uso alguno, confundidas sus aguas”. A la vista de ello, los concejales de Vélez, temiendo que se quedaran sin poder usar los baños los numerosos vecinos “de nuestra ziudad y su término, como de otras lejas tierras que vienen a buscarlas”, decidieron tomar medidas y arreglar los daños ocasionados. Se acordó
dar, como dio, comunicazión al cavallero Don Antonio de Arias para que, pasando al sitio con el maestro alarife de la ziudad y peones correspondientes, descubran el manantial y sitio en que se deba hazer el baño, y, hecho esto, con lo demás que ocurra ynforme a esta Ziudad de la obra prezisa y combenientte, su costo y que pase los gastos del día, se llebe testimonio deste acuerdo a la Juntta de Propios y Arbitrios a fin de que libre lo nezesario.

El edil Sr. Arias, propietario del cortijo El Batán, lindero con los Baños, se tomó con interés, pero con calma, el encargo de sus compañeros de Cabildo y el día 11 de Septiembre de aquel año comunica los gastos habidos en la reparación. Su cuenta es aprobada. Eso es lo que nos dice el libro de actas del Ayuntamiento en esa fecha: El ya citado García de la Leña rememora lo ocurrido aquel mes de Septiem-bre:

Así fue corriendo su fama; pero sin hacer análisis alguno de ella hasta el año 1765, que es la época de su mayor crédito.
Con las lluvias y avenidas tan fuertes acaecidas en 25 de Septiembre de 1764 se arrasaron de tal suerte aquellas rozas, que casi no quedó señal del sitio en que estaba el cenagal ò fuente, por lo que se juzgó perdida, con gran sentimiento de la Comarca. Advertido este daño por la Ciudad de Velez, envió sugetos prácticos que
buscasen sus venéros, que con efecto se encontraron; pero como la principal virtud estaba en el limo y cieno del cenagal, no se experimentaba tanto beneficio como antes: no obstante hizo la Ciudad cercar todo aquel sitio, construir dos estanques con separación para hombres y mugeres, los aseguró en lo posible para preservarlos: y entonces para analizar los metales ó azufres de que se componía, mandaron en dicho año 1765 al célebre Médico de Vélez D. Ignacio Mazia, y al Farmacéutico D. Josef Fernando Garcia y Sevilla (bien conocido por su pericia farmacéutica) con todos los instrumentos químicos necesarios para sus
experimentos.

El informe que el farmacéutico Don Joseph García de Sevilla, “Boticario en esta ciudad y socio honorario de la Academia Mattritense”, presentó a las autoridades de Vélez y que fue leído en el Cabildo del día 1 de Marzo de 1766 espoleó a los regidores veleños y vieron claro que “lo prodigioso de las aguas y baños hediondos, alias de la Fuente Santa, que se hallan en el Partido de las Rozas de esta jurisdición” hacía necesario tomarse un interés especial en el tema y promocionar unos baños únicos, con unas propiedades “que los eleban a ser particulares no sólo en España pero aun en la Europa”.
Tras la autocomplacencia de la obra realizada - reparación de los destrozos del temporal y separación de sexos - estudiaron las necesidades que había y la primera que surgió fue la falta de habitaciones para los enfermos que, por la naturaleza de sus aczidentes, no podían estar expuestos a la inclemenzia, o poco menos, en unas chozas de ramas, que por aquel tiempo alli se fabrican, sin haver otras casas que guarecerse.

Fueron informados de que el asunto se estaba agravando porque “ya oy con dificultad se podrán hazer las tales chozas, por no haver quedado en sus alrreedores ramas de que hazerlas”.
Para subsanar esta inaplazable necesidad aprobaron la construcción de “seis cuartos, a benefizio de los propios de esta Ziudad, tres en cada una de las dos paredes de la zerca de dichas albercas”, Se encomienda el trabajo al “maestro de obras de esta ziudad, vajo la dirección de Su Señoría el Sr. Corregidor”.
No se conforman los regidores de Vélez-Málaga con esta obra de urgencia; desean construir un balneario definitivo. Para ello acuerdan que el maestro de obras haga su correspondiente proyecto y presupuesto, que se presente a la aprobación del Supremo Consejo de Castilla y que todo se ponga bajo la “direczión del Sr. Correxidor y concurrenzia de dichos cavalleros comisarios”. En el proyecto se ha de tener en cuenta la necesidad de construir una casa y descubrir los otros dos nacimientos perdidos con los temporales, para destinarlos “en mejor modo que sea dable, ya sea para baño o beber el agua”.
Como de costumbre, la iniciativa privada es más rápida que la oficial y de inmediato surge el primer especulador y promotor turístico de la zona: el día 1 de Mayo de 1766 se presenta, en la escribanía de Don Miguel del Álamo, nuestro ya antes citado Don Antonio de Arias y Anaya, regidor perpetuo de Vélez, y declara que es propietario del cortijo El Batán, distante sesenta varas de los Baños de Vilo; quiere construir una casa que le sirva de reposo a él y a su familia y, al mismo tiempo, le salga gratis la construcción y, posteriormente, no sólo se autofinancie sino que obtenga algún beneficio con el arrendamiento a los enfermos que van a disfrutar de las aguas. Hay un inconveniente: sus finanzas no están muy boyantes. Esto tiene una fácil solución cuando se cuenta con parientes ricos y dispuestos a sacar algún provecho. Solicitó ayuda y ofreció parte del negocio a su “pariente el Sr. Don Juan Antonio de Goyeneche, comisario ordenador de los Reales Exércitos, Veedor y Ministro Principal de Hazienda y Guerra en lo comprehensible a esta Costa del Reyno de Granada”. El pacto consistió en que el Sr. Arias aportaba el solar, "en sitio ynmediato a los referidos Baños y al arroyo de Zapata, que es linde a mis tierras, y arrimado a un gran cerro peñascal ynútil que tengo y a la vereda o camino que pasa por su falda para uso de dichos Baños y varios cortijos, como también para la Puebla de Periana".

Su primo, el socio capitalista, se compromete a construir una casa “de ocho varas de hueco”. ¿En qué consiste el negocio?. Muy elemental: el socio capitalista o su familia tienen preferencia de uso. Cuando éstos no la utilicen podrá hacerlo el Sr. Arias, que estaba necesitado de tomar las aguas. También se estipula una opción de retorno, es decir, cuando los herederos del propietario del terreno deseen hacerse con la propiedad de la casa, podrán hacerlo “por sus regulares y lexítimos aprecios”. Parece que el regidor veleño no era muy ingenuo del todo: además estipula que su pariente el Sr. Goyeneche debe, a su costa, “ynjertar de una vez cien azebuches de los que tengo en tierras propias de dicho cortijo, para que se críen olivos útiles”. El Sr. Arias se reserva el derecho a “ospedar todo sujeto de distinción por sus arriendos”. Esto se entiende previo el pago correspondiente. Intentando disimular su gran apetencia crematística, dice que además "podrá servir de refugio general y albergue para todos en un caso pronto de las ordinarias y grabes tormentas de aires y aguas que suelen originarse, derribando las chosas comunes y havitaciones de enrramadas que en dicho paraje anualmente se hacen".

Al final del contrato se le escapa exponer una más de sus razones para ceder el solar al pariente rico:
... y maiormente para obiarme también por medio del casero, el que me servirá de guarda zelador de los Baños, de talas de árboles que la gente común del campo y ganaderos suele hazerme.

La vida en los Baños continúa y cada vez con más afluencia de bañistas, pero parece que el entusiasmo de los ediles veleños ha decaído algo. Quizás sea porque presientan que los Baños de Vilo pronto van a dejar de ser de Vélez para pasar a la propiedad de la recién estrenada Puebla de Periana. Sea por lo que sea, la verdad es que el Ayuntamiento de Vélez tenía dineros inmovilizados y no se le ocurrió invertirlos en la ejecución del proyectado balneario hasta que el Intendente General del Reino le comunicó en carta de fecha 22 de Abril de 1770:

... la resolución del Real y Supremo Consejo de Castilla de diez y nueve de Diziembre último, mandando que se contribuia a las ciudades de Alhama, Loxa y Villa de Casa-Vermeja con la cantidad de ciento cinquenta y nueve mill nuevecientos cinquenta y quatro reales y ocho maravedís de vellón ... a un dos por ciento.

Debe prestar a Alhama noventa y nueve mil doscientos dos reales de vellón, a Loja cincuenta y un mil seiscientos noventa y ocho reales y cinco maravedís y a Casabermeja nueve mil cincuenta y cuatro reales y tres maravedís.
En el Cabildo del día 1 de Abril de 1771, en que se deliberó sobre la anterior comunicación, se sacaron a la luz una serie de proyectos que dormían en los cajones del Corregidor: puentes sobre el río Vélez, arreglo del camino de Málaga, construcción del camino de la Mezquitilla, construcción de un matadero, compra de caballos padres y edificación de caballerizas, además del arreglo de las cuadras de la ciudad, obras y repasos en la casa Alhóndiga y en la “Real Cárcel para evitar otra fuga de presos como la experimentada en el año pasado de setenta”, creación de un Banco para liberar a los campesinos de la usura de los comerciantes, etc., etc.. Además de todos estos proyectos estaba el ya citado de la construcción de un balneario en Vilo.
Referente a este tema, algunos de los síndicos recordaron que el año 1768 pasado habían enviado al Real Consejo un informe sobre “la virtud, uso y utilidad de las aguas y vaños de las Rosas comprehendidas en este término”. También recordaron otros que en el informe se hablaba además de la cantidad cada día mayor de enfermos, no sólo de Vélez-Málaga sino también de otras muchas poblaciones, que acudían a Vilo atraídos por la fama de sus aguas. El Real Consejo también fue instruido sobre la precariedad de sus instalaciones, prácticamente nulas: los enfermos se albergaban en chozas y sombrajos de ramas; estaban expuestos a las incomodidades y a las inclemencias del tiempo, “tanto por sus accidentes quanto por el excesivo calor de día y frío y violentos aires de noche”. Adjuntaron también el informe financiero:
... construiendo esta ciudad una casa de quenta de sus Propios le producirían lo menos quinze mill reales y socorrería sus enfermos. El Real Consejo contestó y libró su Real Despacho al Sr. Governador de Málaga, asoziado con el Sr. Corregidor désta,sobre el reconocimiento del terreno, su utilidad, plan de la casa ysu costo, como con efecto fue valuado por peritos nombrados de Málaga en ciento veinte y tres mill reales, ynclusos los reparos y ensanches de los baños, y oy se halla el expediente en el Real Consejo.

Los ediles hacen hincapié en sus argumentaciones para oponerse al préstamo a las ciudades de Alhama, Loja y Casabermeja:
... se seguiría yndispensablemente, como deja expuesto la ciudad, perderse las utilísimas obras proyectadas por la ciudad, con expecialidad la de puentes, acontesiendo lo mismo en la de los Baños de las Rosas

Siguen insistiendo en las grandes ventajas que aportaría a la ciudad la inversión de los citados dineros. Mezclan los intereses económicos con los sociales. Veamos lo que argumentaban aquellos ediles de la Vélez de 1771:

... la que al paso de tocar en la salud pública con tranzendensia a todo el Reino, por no haver otros de su naturaleza que le sobstituian, dejaría de producirle a los Propios tan considerable renta como los de un mill pesos annuales, y la aspectativa en lo subsesivo a maiores yntereses, por la más concurrensia de enfermos que dejan de venir por causa de la yncomodidad del sitio, y en estos términos, en el caso de ser el Real ánimo darle mobimiento a las exsistensias con el producto del dos por ciento al fondo, está visible aquí la maior renta entre sus propios naturales que decían ser preferidos, que el de los dichos pueblos.

No hemos encontrado documentación sobre el destino último que se dió a “la cantidad de ciento cinquenta y nueve mill nuevecientos cinquenta y quatro reales y ocho maravedís de vellón” que el Ayuntamiento de Vélez-Málaga tenía de superávit en su presupuesto.

La información sobre los Baños de Vilo se nos esfuma otra vez durante cuarenta años. Posiblemente se deba este silencio a la independencia de la Puebla de Periana y a la pérdida de los libros municipales de la misma. El primer libro de actas existente en el Ayuntamiento de este pueblo es del año 1835.

No obstante, los concejales de Vélez-Málaga parece que vuelven a interesarse por el tema y el día 18 de Julio de 1816, posiblemente a causa de la queja de algún regidor que el verano anterior subiera a tomar las aguas, el pleno del Ayuntamiento de esta ciudad se da por enterado y expresa su deseo de hacer algo para remediarlo: delegan en el “Cavallero su Regidor Decano Don Juan José Lazo, que preside esta cavildo”. Se toma el acuerdo de que este señor pase por la Puebla de Periana y convenza a sus dos alcaldes para que tomen medidas y remedien el abandono en que se encuentran los Baños, realizando las obras necesarias para poder recibir sin molestias a las numerosas personas que todos los veranos acuden a medicinarse.

Desconocemos si el señor Regidor Decano cumplió con su misión y si la gestión, en caso de haberla habido, dio resultados satisfactorios. No tenemos noticias hasta el año 1828, el año de más actividad de los Baños. Suponemos que durante este tiempo fueron mejorando e incrementando el número de pueblos proveedores de clientes: el movimiento habido durante este año no se improvisa, es consecuencia de una actividad continuada durante largo tiempo.

Conozcamos bien los acontecimientos de este año. Primera noticia a destacar: esta temporada, aunque no fuera oficial: tuvieron por primera vez un médico director. Fue Don Julián García Valiente.

Los bañistas, que ya deberían ser muy numerosos, echaban de menos una ermita donde poder desahogar sus sentimientos religiosos. Se animan, organizan una colecta y empiezan las gestiones para construir un lugar de culto. La colecta fue acompañada de actividades lúdicas que proporcionaran dinero. Así, comprometieron a la Compañía Cómica de Vélez para que actuara gratis y destinara la recaudación a tan buen fin. Los cómicos acceden y celebran dos funciones de teatro. La primera recauda mil treinta y un reales con diecisiete maravedís y la segunda ochocientos catorce reales.

Los organizadores se entusiasman con los resultados y piden audiencia al señor Corregidor para darle cuenta de sus gestiones, exponerle sus planes y pedirle ayuda. Don Juan de Casamayor Torres, que así se llamaba el señor Corregidor, recibió la idea con complacencia, les da su autorización para continuar trabajando y les promete ayuda. No dejó pasar el tiempo e inmediatamente dirige un escrito al vicario de la ciudad. Éste contesta con la licencia para un Oratorio Público y el Ayuntamiento se da por enterado en el cabildo del día 16 de Febrero de 1828.
Piensan sesudamente los señores capitulares y deciden que para controlar una obra de esta envergadura es necesaria la creación de una comisión que administre los fondos recaudados y gestione la edificación de la capilla. La comisión se forma con los caballeros regidores Don Juan José Lazo y Don José Miguel Pérez. Como hombre de confianza del Ayuntamiento nombran depositario a “su Individuo y Capitular” Don Clemente Cabrera, a quien ruegan “se encargue de tener en su poder y a disposición de la comisión los fondos reunidos y que se fuesen recaudando”.
Piden ayuda al “Sr. Comandante de las Armas para la prestación de los Auxilios Militares con que pueda favorecer estos trabajos, supuesto el celo que ha manifestado por ello”. También se dirigen a los pueblos de la comarca y al alcalde de Periana. A los primeros “a fin de que contribuyan para una obra que ha de seder en beneficio de la Religión y de la umanidad doliente”. Al segundo “para que exite el selo de sus vecinos a fin de que se componga el camino que de dicha Puebla se dirige a los Vaños, de que hay noticia se prestan algunos de ellos”.

La petición a los vecinos de la comarca no ha caído en saco roto: en el cabildo del día 26 de Marzo de este año

el Sr. Regente manifestó que en el día de ayer le ha embiado el Sr. Comandante de las Armas seiscientos cuatro reales que havía contribuido por subscrición voluntaria los vecinos de la Villa de Algarrobo, comprendidos en una lista que acompaña, para las obras proyectadas en los Baños de Vilo.
No quedó aquí la ayuda de Algarrobo. También enviaron “un Misal y un Ara para el oratorio rurar y Hermita que se ha de formar en ella”.

El segundo pueblo en colaborar fue Frigiliana. Tres días después de Algarrobo, es decir, el 29 de Marzo, se reúne otra vez el cabildo de Vélez-Málaga y

El Sr. Regente hizo entrega en este acto de doscientos dos reales que se havía embiado al Sr. Comandante de las Armas, por subscrición voluntaria que habían hecho los vecinos de la Villa de Frixiliana, para mejorar los Vaños de Vilo.

Al mismo tiempo que se da cuenta de los dineros enviados por Frigiliana, se ordena se entreguen al “Cavallero Comicionado Don Clemente Cabrera” y a éste también se le ordena dé recibo de los mismos a los donantes. Otra orden es para el “Cavallero Capitular Don José Miguel Pérez”, instándole a que lleve el control y contabilice todas las aportaciones.

Veinte días después, en el acta del cabildo de fecha 19 de Abril, se dice que

El Caballero Regidor Don Juan José Laso de la Vega hizo presente había entregado trescientos veinte reales al Caballero Comicionado Don Clemente Cabrera, que, por mano del Sr. Comandante de las Armas de esta Ciudad, remitía gratuitamente la Justicia de la Villa de Torrox, de sus vecinos, para la construcción de la Hermita que se ha de hacer en los Vaños de Vilo.

La comisión que se creó para llevar a cabo la campaña en pro de la erección de una ermita en los Baños de Vilo no ceja en su empeño y las obras se ejecutan a buen ritmo. Ya no saben de dónde sacar más dinero. Parece ser, según se desprende del acta capitular del Ayuntamiento de Vélez del día 28 de Junio de este año de 1828, que con el dinero recaudado casi había para la obra, pero no más. Por eso, en vista de que la finalización del edificio está cercana, piden al Ayuntamiento les solucione la falta de ornamentos y vasos sagrados. Éste acordó solicitar a la Junta de Diezmos de la Diócesis que destinen para la nueva capilla dos ornamentos y un cáliz, exponiéndole al mismo tiempo que los mismos se depositarían en la parroquia de Periana, “que es el pueblo más inmediato a dichos Vaños”, para su conservación y custodia durante los meses del año en que los baños estuviesen cerrados. Recuerdan que el Ilmo. Sr. Don Alfonso Cañedo y Vigil, cuando era obispo de Málaga, antes de haber sido promovido a la sede arzobispal de Burgos, les ofreció tres mil reales y dos ornamentos.

En la citada acta hay un dato que nos revela la afluencia de personas a Vilo. Dice que el señor obispo les prometió la mencionada ayuda porque los domingos se quedaban sin oír misa por falta de capilla más de quinientos fieles.

Esta vez parece que el Ayuntamiento de Vélez se está tomando algún interés en la mejora y promoción de los Baños. Además de su colaboración en las colectas para la capilla también ha enviado trabajadores para mejorarlos y, una novedad, acuerda editar un folleto publicitario para enviárselo a los médicos y distribuirlo por los pueblos. En él se expondrán los trabajos que sobre los mismos han realizado el “célebre facultatibo en Farmacia y Química Don José García Sevilla” y “el cirujano médico Don Julián García Valiente”. De todo ello se dará “cuenta por el Sr. Presidente de esta Iltre. Corporación a la Junta Superior Gubernativa de Medicina del Reyno”.

La petición de la Corporación Municipal de Vélez a la Junta de Diezmos de la Diócesis tuvo respuesta rápida. Antes de un mes se recibe un oficio en el que la Junta comunica ha dado órdenes “al Cura Mayordomo de Fábricas de Periana para que suministre dichos dos ornamentos por la temporada de los vaños y, pasada, los buelba a recojer”. Con el cáliz hubo un problema: en Periana sólo había dos y tenían necesidad de ellos. Por eso se encargó la ejecución de uno nuevo, pero esto llevaba tiempo. Además había un inconveniente añadido: “para usarlo era indispensable la Sagrada Unción y Consagración por el Sr. Obispo”. Por tanto, como la inauguración de los cultos era inminente, piden al Ayuntamiento que haga gestiones entre las parroquias y conventos de la ciudad por si pueden prestarle uno provisionalmente. El Ayuntamiento decide hacer las gestiones y comunicar los resultados a la Real Junta de Diezmos de la Diócesis.

Todo esto es lo que sabemos de la construcción de la ermita de los Baños de Vilo. De lo que sabemos poco es de otra ermita que hubo por estos parajes más de cien años antes que ésta. En el siglo XVIII había en España un oficio que todavía hoy perdura en Bolivia y en Chile; es el de fiscal de ermita. Su misión era la de sustituir al sacerdote dirigiendo los cultos en su ausencia o la de ayudarle cuando estaba presente. Sabemos de esta ermita por un documento del archivo catedralicio de Málaga en el que se dice que el día 15 de Enero de 1722 “Don Pedro Sánchez Rezio pide se le expida el título de fiscal de la Hermita del Partido de Vilo, término de Riogordo”. Las autoridades eclesiásticas acuerdan se le pida información al cura de la parroquia. Estaba ubicada en el cortijo Huertas del Notario. Un documento dice que estaba "frente al cortijo de Becerril".

En el acta del cavildo del día 31 de Julio del año 1828 tenemos un caso práctico de la utilidad de los Baños. No sabemos si por aprensión o por necesidad, el caso es que “el caballero su Regidor D. José Antonio Díaz, comicionado para la distribución de bagages”, solicita permiso para ausentarse, porque, según él, los médicos le habían aconsejado una temporada de baños como remedio a sus males. Se le concede el permiso por el tiempo que necesite y para sustituirle en su ausencia se nombra al “caballero regidor D. Clemente Cabrera”.

Transcurre el tiempo y las virtudes de aquel pilar romano, o de aquellas aguas hediondas de los árabes, o de la fuente santa de los cristianos continúan atrayendo la atención y el interés de la gente. La ermita se ha terminado, se han mejorado las instalaciones, pero su fama creciente exige cada vez más gastos de mantenimiento. Para cubrir algunas necesidades, el Capitán General del Departamento de San Fernando, Don José de Quevedo, ordena que de los fondos de Montes de la ciudad de Vélez-Málaga se destinen mil quinientos reales a “la obra de los Baños minerales de Vilo, de este término”. El Ayuntamiento acuerda destinar estos fondos a la continuación de la mejora de los baños y a la cancelación de algunos créditos que aún quedaban de la construcción de la ermita. Se trató este asunto en el cabildo del día 29 de Marzo del año 1829.

Después de las mejoras realizadas en los Baños se pretende darles a los mismos un carácter oficial de balneario. Para ello, el Ayuntamiento de Vélez nombra un director médico. El nombramiento recae en “el profesor de Medicina de esta ciudad Don Mateo Juan de Gámez”. Parece ser que el tal profesor no es del agrado de los dueños de los Baños y no le permiten ejercer su cometido. Éste dirige un oficio al Ayuntamiento veleño pidiendo que se obligue a la propiedad a aceptarle como director. En el pleno del día 8 de Julio del corriente año de 1829 se tramita la solicitud del médico y se acordó:
Se pase orden a los Alcaldes de Periana, en cuyo término alcabalatorio se hallan los citados baños, que el facultativo subdelegado de Cirujía Médica de esta ciudad D. Mateo Juan de Gámez está nombrado para la dirección de las personas que concurren a medicinarse en ellos y para practicar las obcervaciones médicas y químicas que le sean posibles y puedan demostrar las virtudes de los expresados vaños para la curación de las muchas enfermedades que padecen los que van a medicinarse con ellas.

A mediados del siglo XIX alcanzaron los Baños un gran prestigio a nivel nacional. Iba a tomar sus aguas nada más y nada menos que el mismísimo General Narváez, Duque de Valencia, que se hacía acompañar por una hija. Cuentan los lugareños una entrañable historia que ocurrió uno de aquellos veranos. Dicen que, después de cenar, los jóvenes se reunían en la placeta del molino de D. Rafael Zamora. Allí montaban su tertulia y organizaban los tradicionales bailes de la rueda o los de verdiales. Una de las noches bailaba ufano con la hija del general un lugareño. Estaba tan ensimismado el pobre que enganchó su albarca en la falda de la generalita y la consecuencia lógica fue un descomunal siete. La chica, toda compungida, vuelve a casa y cuenta a su padre lo sucedido. Éste calla y, de pronto, toma una decisión: ordena a una pareja de la guardia civil que le traigan al osado bailarín. Cuando los guardias se presentan en casa del Carteles, que así era apodado el zagal, el pobre muchacho se descompone, ya se ve en juicio sumarísimo y pudriéndose en la cárcel de por vida. Le iban a llevar a presencia nada menos que del serio general Narváez, cuya severidad y dureza le habían hecho ganarse el mote de Espadón de Loja. Cuando el general le dice “cuéntame lo que ha pasado con mi hija”, el pobre paleto tiembla y se encomienda a todos los santos, principalmente a San Isidro, patrón de Periana y de los campesinos; le promete un cuartilla de trigo si sale con vida de ésta. El desgraciado, temblando y balbuceando, le responde: “Mi general, que estábamos bailando a la rueda y se me enganchó la albarca en la falda de la señorita; y sin querer le hice un roto”. “Y, ¿por qué no te pones zapatos para bailar?”. “Mi general, es que no tengo zapatos”. Narváez queda desarmado ante la ingenuidad de aquel asustado chaval; echa mano al bolsillo, saca unas monedas, se las da y le dice: ”Toma, vete al pueblo ahora mismo y que te hagan unos zapatos; mañana voy a organizar un baile aquí, en mi casa, y quiero verte bailar con mi hija, pero con zapatos”. Dicen que el Carteles empezó a correr y no paró hasta llegar a casa del zapatero de Periana, que estaba a unos tres kilómetros.

La gente, tanto los nativos como los agüistas, agradecían la presencia de Narváez y mostraban su agradecimiento componiéndole canciones alusivas. Gracias a Don Segundo Pascual Toledo, que hace años entrevistó a los viejos de la aldea, conocemos algunas:

Señor Duque de Valencia,
el cielo se ha puesto azul,
permita Dios que se lleve
de los Baños la salud.

El Sr. Pascual Toledo rescató estos verdiales, compuestos por el mismísimo Carteles el día en que se despedía el General:

Señor Duque de Valencia,
ya me vengo a despedir;
que Dios guarde a su excelencia
y se adolezca de mí,
pues me veo en decadencia.

Cuentan que el Duque de Valencia, riguroso en el protocolo pero humano en la intimidad, le agradeció la canción con un doblón de oro.
Relata Don Segundo Pascual, en un artículo publicado en Sol de España el 17 de Agosto de 1969, dos anécdotas en las que se refleja claramente la doble personalidad del General, la protocolaria y la familiar.

Tal tuvo lugar cuando vinieron a cumplimentarle el alcalde y concejales de la villa de Periana, a los que acompañaba el alguacil de la misma localidad. Éstos entraron en la residencia de Narváez y fueron estrechándole la mano. El alguacil no quiso ser menos y siguió el ejemplo de los miembros de la corporación municipal. Entonces el general le indicó con gesto severo que su puesto estaba en la puerta, donde debía esperar al alcalde. Al momento pidió una palangana y lavóse las manos.

Veamos ahora la anécdota del Narváez familiar:

En uno de estos paseos por las inmediaciones de la aldea, acompañado de su séquito, se encontró con un tal Marcelino que, montado en su pollina, regresaba del trabajo. El animal se asustó al ver tanto personaje, y a punto estuvo su dueño de dar con las costillas en el suelo. Repuesto éste del sobresalto le cantó así:

Viva la estrella del Norte
parada en el alto cielo,
que si no es por los del bigote
mi cabeza da en el suelo!.

Halagado el dictador, lo invitó a comer en su residencia.

Los vates del lugar no sólo componían canciones al general; también tenían algunos recuerdos para los que acudían con enfermedades vergonzantes a tomar las aguas. He aquí dos muestras que escogió Don Narciso Díaz de Escovar:

A Vilo, por incurable, Nos viniste a contagiar
traen la sana empedernida. con diabólicos humores;
No haya miedo que en su vida por esto, nuestros clamores
un punto los desampare. te gritamos sin cesar


Estribillo Estribillo
Sarna, sarna que pica; Sarna y gálico arriba,
sarna, sarna que rabia; sarna y gálico abajo,
sarna, sarna perruna sarna y gálico en la cola,
y también sarna Gálica. sarna y gálico en el rabo
***
El gálico refinado, Esta sarna es lazarina,
fruto de tu mocedad, vaya a morar a un olivo;
no ha podido, a la verdad, huyamos, pues quien la tiene
por las aguas ser curado es milagro que esté vivo.
(al estribillo) (al estribillo)
* *
Deja, deja esta mansión, La sarna en aquesta gente
que tu gálico no cura, ha tomado posesión;
y márchate con premura ya tiene cuando se muera
a recibir una unción. quien la lleve al panteón.
(al estribillo) (al estribillo)

domingo, 5 de abril de 2009

LA FUENTE DE MONDRÓN EN 1560

SOBRE LA FUENTE DE MONDRÓN
Archivo Municipal de Vélez-Málaga
01.06.1560

(Documento muy deteriorado)
Estando en el campo, término e jurisdicción de la ciudad de Vélez, en primero día del mes de Junio de mill e quinientos e sesenta años, los muy magníficos señores el licenciado Pedro Alonso Moyano, alcalde mayor, e Gaspar de Escaladas, regidor, e Diego de Lucena, jurado, en presencia de mí Pedro de Salvatierra, escribano mayor del Cabildo de la dicha ciudad, continuando la dicha visitación ? por el camino que va de Guaro ? a Çábar ? y, en pasando la sierra que dicen de Vilo, a la mano derecha de la dicha sierra está una fuente que nace bajo de la Sierra de Enmedio, en la falda de ella, en un cortijo que dijeron ser de Pedro Muñoz, vecino de Vélez, que solía ser del beneficiado Blas Mondrón, difunto, e, porque parece por el traseado del dicho repartimiento que la dicha fuente [quedó] por común e realenga, con dos fanegas de ejido e abrevadero. Por ella, los dichos señores mandaron al dicho Marcos Pérez, medidor, que, debajo del dicho juramento, mida las dichas dos fanegadas de tierra alrededor de la dicha fuente, de 400 estadales cada fanega, y el dicho Marcos Pérez, medidor, midió alrededor de la dicha fuente y declaró haber medido las dichas dos fanegadas de tierra alrededor de ella y se amojonaron e señalaron en esta manera:
- Hízose el primero mojón, que quedó por esquina de la dicha medida, hacia la parte de arriba de la dicha Sierra de Enmedio, hacia la puerta de una cueva, encima de la fuente, quedando la cueva a la mano derecha teniendo ? la cara hacia bajo, e de allí se abajó hacia bajo por la dereçera a la dicha mano derecha de la fuente, viniendo hacia bajo, e en una peña que tiene un lantisco se hizo otro mojón de piedras e ramas.
- Y de allí, prosiguiendo hacia bajo por la dicha peña ? hasta pasar un horno que está bajo de la casa del dicho [.....................], derecho del dicho horno hacia bajo, en una haza que está [..........................].
2º. [......................] sobre la mano izquierda, la cara hacia la Sierra de Vilo, [..........], la dicha fuente en la misma haza de barbecho [........................] de piedras e ramas.
- Y, de allí, por la dereçera, por la otra parte del arroyo, se hizo otro mojón en una haza cosechada de trigo, que había sembrado de trigo ? el dicho Pedro Muñoz, a delante de una peña [............], cuatro pasos de la dicha peña, a la parte de [..................], que es otra esquina.
- Y luego, volviendo sobre la mano izquierda hacia la sierra, encima del camino que va de Guaro a Çábar, diez pasos del dicho camino hacia [................] alta se hizo otro mojón de piedras e ramas.
- Y más arriba, yendo por la misma dereçera, frente ? de un peñón grande de la Sierra de Enmedio, tres pasos de una peña, se hizo otro mojón de piedras e ramas, que es la otra esquina.
- E de allí, volviendo sobra la mano izquierda, por la falda de la sierra, hasta dar al primero mojón, por donde se comenzó este amojonamiento, y el dicho Marcos Pérez declaró que debajo de los dichos límites e mojones están las dichas dos fanegadas de tierra, quedando la fuente en medio, e así se acabó la dicha medida, a lo que fueron testigos Diego de Salcedo, vecino de Vélez [?] e Andrés de Palma, vecino de Alfarnate.
- Luego los dichos señores señalaron por entrada e salida de la dicha fuente veinte varas de medir, por el camino que va de Vilo a Çábar, junto a la fuente, hacia la parte de Vilo, e se medieron e amojonaron diez varas de cada parte del camino, junto al arroyo de la dicha fuente, e se hicieron dos mojones junto al abrevadero y más adelante, hacia Vilo, se hicieron otros dos mojones a cada parte el sitio ? en la dicha haza de [......................], en un cerrillo el uno e el otro fronteros [...................]
3º. junto al monte en un pie de ello (olivo) que está [......................] de la sierra e era cerca de una [..........] se hizo otro mojón e frontero de él se hizo otro mojón ? de la dicha anchura de veinte varas diez [....................] parte ésta quedó por entrada e salida de la dicha fuente e abrevadero. Testigos los dichos e Gonzalo Ruiz de Alameda e Francisco Jiménez, vecinos de Vélez.
Pasó ante mí, Pedro de Salvatierra
Escribano Mayor del Cabildo

sábado, 4 de abril de 2009

EL TERREMOTO DE 1884


Eran las fiestas de Navidad del año 1884. El día 25 de Diciembre, cuando faltaban diez minutos para las nueve de la noche, el suelo explotó en Periana y los perianenses, desquiciados por el impresionante estruendo y por el enorme temblor de tierra, se tiraron a la calle y andaban sonámbulos de un lado para otro sin atinar en donde refugiarse, esquivando ser tragados por las grietas que se abrían en las calles y eludiendo ser enterrados vivos por los muros de las casas que se desplomaban.
La hora indicada es la dada por algunos autores. No obstante, un equipo de geógrafos dice:

Uno de los grandes sismos que asolaron España en el pasado fue el llamado “Terremoto de Andalucía”, ocurrido aproximadamente a las 21:08 horas, referidas al meridiano de Greenwich, del día 25 de diciembre de 1884.

El terremoto tuvo dos réplicas en las horas siguientes; lo que terminó de enloquecer a aquella pobre gente. Corrían, corrían y no sabían a donde. Tanto corrían que muchos llegaron corriendo a Riogordo y a Colmenar. Esto es lo que dice el señor alcalde de la villa, Don José Zorrilla Toledo, en el informe que envía al Excmo. Sr. Gobernador Civil de Málaga.

"... la mayor parte de estos vecinos habían abandonado sus domicilios, refugiándose en los inmediatos pueblos de Colmenar y Riogordo".

No pudieron huir a los pueblos limítrofes de Alfarnate y Zafarraya porque los caminos que unían éstos con Periana habían quedado cortados. La parte de la sierra fue una de las más afectadas a causa de los grandes hundimientos y desprendimientos de tierra y rocas. Sobresalen los ocurridos en las sierras de Enmedio y de Marchamona, junto con el cerro del Encinar. En un estudio del Instituto Geográfico Nacional se dice:

"Cabe destacar el hundimiento de más de dos metros de profundidad que afectó a una franja de casi cuatro kilómetros de longitud por 10 a 35 metros de anchura y que discurría desde el puerto del Sol hasta una zona situada un kilómetro al norte del cortijo de El Batán, pasando por los cortijos de Guaro, Zapata, El Batán y La Cueva. Este hundimiento provocó la destrucción completa de la aldea de Guaro y la aparición en el cortijo de El Batán de una grieta de más de metro y medio de anchura; en cambio, el cortijo de Zapata permaneció intacto, pese a su proximidad al hundimiento".

Para hacernos una idea de lo que fue el terremoto en esta zona de Periana copiamos de un suplemento del diario Sur publicado en el centenario de los hechos:

"El cortijo de Guaro, situado entre el Boquete de Zafarraya y Periana, quedó sepultado, intacto, varios metros. A las personas que lo habitaban les dio tiempo de salir y ponerse a salvo. Al ser excavado el terreno, pudo comprobarse que la cortijada había quedado íntegra, sólo que unos metros más abajo de su emplazamiento".

Por el contrario, la fuente y una era, donde las mozas y mozos de Guaro bailaban los típicos verdiales navideños, fueron tragadas por la tierra y se convirtieron en una laguna de 1.800 metros cuadrados. Sólo bastaron unos segundos para que la paz y la dicha de un pueblo que disfrutaba de sus fiestas de Navidad se convirtieran en tragedia y desolación. Con la era no sólo desaparecieron los vestigios de la antigua alquería mora de Guaro, sino, lo que es más triste, murieron siete de sus habitantes.
Otras veces estos movimientos produjeron enormes grietas en el terreno, como la de Marchamona o la que salía de las afueras del casco urbano y terminaba en lo alto del Puerto del Sol, en el límite con Alfarnate.
También fueron numerosos los arrastres de tierras, arrastres que trasladaron los árboles de algunas fincas a las de los vecinos.
Al día siguiente, ya con la claridad del amanecer, pudieron empezar a hacer recuento de los destrozos que se habían producido. El resultado no pudo ser más desalentador: contaron cuarenta muertos y dieciocho heridos graves y trescientas siete casas hundidas, según el informe del gobernador civil; el informe del ingeniero D. Domingo de Orueta, que acompañó al Rey en su visita a Periana, fue mucho más aterrador: eleva los muertos a cincuenta y ocho y los heridos a ciento sesenta y tres. Esta diferencia de cifras tiene una explicación bien sencilla: el informe del gobernador se confeccionó en los primeros días, el del Sr. Orueta se hizo tres semanas después de ocurrido el terremoto y, por tanto, con más tiempo, no sólo para perfeccionar el recuento, sino también para que bastantes de los heridos pasasen a engrosar la lista de los fallecidos. Pasados los días supieron los perianenses que habían logrado el palmarés de la desgracia en la provincia de Málaga. En los otros pueblos malagueños de la comarca que tuvieron muertos -Vélez, Alcaucín y Canillas de Aceituno - pudieron anotarlos con un número de un solo dígito. En un censo de 4.060 habitantes, que son los que tenia Periana aquel año, cincuenta y ocho muertos son muchos muertos; no quedaría familia sin tener a quien llorar.
A la pena de verse sin los suyos hay que añadir la ruina económica de encontrarse de la noche a la mañana sin casa donde refugiarse: de las 506 viviendas que formaban el núcleo urbano de la villa y de las 191 diseminadas por sus campos fueron destruidas totalmente, según el informe ya citado, 158 y sufrieron graves daños otras 146. Es decir, casi la mitad del pueblo quedó inhabitable. También fueron convertidos en escombros la iglesia, el ayuntamiento y el cuartel de la guardia civil, edificios que se encontraban en la plaza de la Constitución.
En toda la zona de influencia del sismo se produjeron unas 800 víctimas mortales y 1.500 heridos. Las casas destruidas fueron 4.400 y las dañadas unas 13.000.
La falta de ayuda inmediata, debida principalmente a la carencia de vías de comunicación, provocó la muerte evitable de muchas personas, que tuvieron que hacer frente a todo sin vivienda, sin ropa, sin comida y sin medicinas. Lo único que contuvo la escalada de muertes fue la entrega generosa de los pocos que quedaron indemnes y de los pueblos vecinos, que acogieron a familiares y conocidos.
La autoridades municipales de Periana parece que habían quedado zombis: hasta el día 28 no empezaron a reaccionar. Este día el Ayuntamiento celebró un pleno en el que se acordó

"la conveniencia de que se nombrara una comisión de la corporación que pasase a la capital y exponer verbalmente al Gobierno la aflictiva situación de estos vecinos, con el fin de que implorasen del Gobierno remitiese algunos auxilios para atender siquiera a las primeras necesidades, así como proveyese de albergue a muchos que carecen de él, pasando la vida a la intemperie y sufriendo las inclemencias del tiempo".

Cuando hablamos de pasar la vida a la intemperie hablamos de finales del mes de Diciembre y de un pueblo donde, a continuación del terremoto, se produjo la nevada mayor conocida en la historia de aquella zona.
No sólo la gente pobre carecía de lugar donde refugiarse; tampoco lo tenían los insignes miembros de la corporación municipal. En el acta de cabildo del día 28 se lee:

"..... reunidos los Sres. del Ayuntamiento de la misma que se anotan al margen, en sesión ordinaria y en el sitio de la plaza, por no poder celebrar sesión en la casa capitular por hallarse derrumbadas en parte y en estado ruinoso las demás habitaciones que la componen"

Hasta el día 29 de diciembre no se tuvo noticias de la catástrofe a nivel nacional. Fue Don Luís Seco de Lucena, director del periódico granadino El Defensor de Granada el que se dirigió a la nación, informándole de la desgracia y solicitando ayuda con la mayor urgencia. En Madrid no se lo creen; interpretan el clamor desesperado del vocero de los pueblos granadinos y malagueños como una exageración andaluza. Hasta el día 8, en que los corresponsales de distintos medios nacionales confirmaban las noticias de su colega de Granada, no empezaron a tener conciencia clara de lo ocurrido.
La reacción de las autoridades locales a que hemos aludido no debió ser muy grande, porque de otra forma no se explica que en el siguiente pleno del Ayuntamiento, que se celebró el día 4 de Enero, también en la plaza, a la intemperie, no se tratase más asunto que el siguiente:

"El Sr. Presidente dio cuenta a la corporación de que por el guarda de campo José Aranda García le había sido presentada la dimisión de dicho destino ... y el Sr. Presidente dio por terminada la sesión, firmando los Sres. que saben de los concurrentes".

Como curiosidad diremos que firmó el señor alcalde y siete concejales de los ocho que asistieron; no supo firmar el edil Don José Molina.
El día 11 de Enero el Gobernador Civil de la provincia responde a la comisión municipal que le visitó enviando un delegado, Don Francisco de Palma Romero,

"para instruir expediente sumarísimo en que se haga constar todos los daños sufridos a consecuencia de los recientes terremotos".

Seis días después, el 17, el alcalde ordena se publique "la noticia de que en el dia de mañana, y a las diez de ella, vendrá S. M. el Rey a visitar este pueblo". Alfonso XII, a pesar de que ya tenía en estado avanzado la enfermedad que le llevó a la muerte, decidió compartir la desgracia con los granadinos y malagueños. Quizás esta valiente decisión adelantó el final de su vida: fue un viaje muy duro, con unas condiciones climatológicas extremas y con unos caminos que muchas veces hasta le impedían el uso de cualquier clase de vehículo.
Vamos a detenernos un poco recordando algunos hechos y anécdotas de esta visita. Para ello tomamos los datos facilitados por un testigo presencial, por un miembro de la comitiva real. Se trata de D. Narciso Díaz de Escobar, que acompañaba al rey en su función de corresponsal del Diario Mercantil. Hay en su archivo un manuscrito de doce cuartillas, que parecen el borrador de un artículo periodístico, en el que nos detalla pormenorizadamente lo más destacado de aquel viaje. Lo titula “El Rey Alfonso XII en Periana”. Dedica su trabajo a D. Enrique Casamayor, pero parece ser que cambió de opinión; tacha este nombre y escribe el de D. José María Villasclaras. Nos dice que

"... el 16 de Enero llegó a Málaga, donde sólo permaneció un día, pasando después a Torre del Mar. En el Ingenio de los Sres. Larios prepararon éstos, con esplendor notable, pabellón para S. M., los Ministros y demás personas que acompañaban al Rey".

Relaciona a continuación las principales personalidades del séquito y los corresponsales de prensa que cubrían el viaje. Son los siguientes:

Personalidades: El Conde de Sepúlveda, el Ministro de la Guerra General Quesada, el de la Gobernación Sr. Romero Robledo, el Dr. D. Laureano García Camisón, médico de D. Alfonso, el General Blanco, el Brigadier Correa, el Diputado a Cortes Sr. Alarcón Luján, el Senador Marqués de Iznate, el Gobernador Civil D. Salvador Solier, los Diputados Provinciales Sres. Sell y Guzmán, Mérida Díaz, Guerrero Pérez y López Palacios, el Jefe de la Guardia Civil de la Provincia, los Ingenieros Sres. Vasconi y Pérez, el Oficial 1º del Gobierno D. Eugenio Carreras y los Sres. D. Tomás Heredia, D. Juan Blasco, el sabio D. Domingo Orueta y el pintor eminente Moreno Carbonero.

Periodistas: Mr. Thompson, del The Times; Mr. Gautier, de La France; Mr. Vidal, de Gil Blas; Vizconde de Cleverie, de Le Figaro; el simpático Quijana, de El Imparcial; Romero Molina, de La Correspondencia de España; Cárdenas, de La Época; Miralles, de El Correo; el dibujante Camilo, de La Ilustración Española y Americana; Díaz de Escobar (J), de La Gaceta Universal; Eloy Rojas Relosillas, de El Correo de Andalucía; el joven Cobos, de La Lealtad de Granada y Narciso Díaz de Escobar, de Diario Mercantil.
El día 18, a las cinco de la mañana, cuando aún no habían descansado del duro viaje del día anterior, las cornetas de la Guardia Civil tocan a diana. Después de un chocolate caliente servido en el comedor y de una misa de campaña celebrada por el párroco de Torre del Mar, Don Enrique Gutiérrez, a las claras del día, la comitiva emprende la marcha por la carretera de Torre del Mar a Vélez-Málaga. El rey se había acomodado en el landó del marqués de Iznate, acompañado por los señores Quesada, Romero Robledo y Dr. Camisón; en el asiento del pescante iba el Sr. Viana-Cárdenas. Los demás miembros de la comitiva se repartieron entre los carruajes, ómnibus y familiares, puestos a su disposición.
Al llegar a Vélez ya recibieron el primer impacto desagradable de los desastres del terremoto:

El Paseo Viejo presentaba doloroso aspecto. Los vecinos de Vélez, centenares de personas, se confundían bajo una especial barraca mal concluida y cubierta por lienzos. Hasta un convento de monjas se había trasladado allí, con su abadesa y todo.
En algunas barracas había hosterías, tiendas de ultramarinos, panaderías y hasta una taberna, situada frente a ruinas de casas destruidas por el terremoto, la cual ostentaba sobre su puerta un letrero que decía Bellavista. ¡Terrible sarcasmo ante aquel cuadro de desolación!.

Pasan Vélez y llegan al bar Rubite, término de la primera etapa. Suponemos que el nombre de esta venta se debe al hecho de encontrarse junto al puente del río Rubite. La segunda etapa ha de hacerse por malos caminos y a caballo.

Don Alfonso montó un animal de hermosa estampa, propio, si mal no recordamos, del Diputado por Archidona D. Miguel Sánchez-Lafuente. Había algunos otros caballos de particulares y el resto pertenecía al cuerpo de carabineros.

Al poco de salir empezaron los incidentes: “El anciano Conde de Sepúlveda fue arrojado por el caballo”. La misma suerte corrieron el ingeniero francés Vizconde de Cleverie y el periodista Romero Molina. Éstos se quedaron sin conocer Periana: volvieron al campamento acompñados por el Gobernador Civil.
Hacia el mediodía llegan a Periana. Cedemos la palabra al Sr. Díaz de Escobar para que nos describa de primera mano la situación de la Puebla a los veinticuatro días del terremoto:

"... un cuarto de hora después entrábamos en sus calles, que eran calles de ruinas. Aquellos harapientos vecinos mezclaban a sus aclamaciones el lamento y la petición. Vivían a la intemperie, sin socorro alguno. La iglesia estaba destruida y su campanario en el suelo. De algunas fincas no quedaba en pie ni una sola pared. Los muertos habían sido muchos y sus deudos, llorando amargamente, se arrodillaban ante D. Alfonso, que los atendía con cariño, socorriéndolos con esplendidez.
En improvisado hospital existían cuarenta y dos enfermos graves, pues los menos graves no habían podido tener ingreso. El Rey mandó se trasladaran aquella tarde a la tienda levantada por la Diputación Provincial para verificar el almuerzo.
Don Alfonso habló, uno por uno, con todos los heridos y les iba entregando 75 pesetas. Además llamó al cura y al alcalde y les entregó importantes donativos.
Una mujer refirió al Rey los esfuerzos y heroicidades que en la fatal noche del 25 de Diciembre realizó el alférez de la Guardia Civil D. Manuel Martínez Reina. Le invitó el Rey a que se acercara y, al felicitarle, le otorgó el empleo de teniente de ejército. Este modesto oficial se expresó quitando mérito a sus actos y elogiando al capitán D. Eduardo Marín y a los guardias a sus órdenes. Los vecinos que le oyeron repitieron que el capitán y todos los guardias se portaron admirablemente, pero que el verdadero héroe fue el alférez Martínez Reina.
Entró el Rey a la tienda destinada al almuerzo, probó algunos manjares y, cuando aún varias de las personas de la comitiva no habían llegado a sentarse, el Monarca reparó en los grupos de mujeres y niños que con cara de hambre se acercaban a las verjas azules y blancas de la tienda, envidiando a los que iban a almorzar, con ojos llenos de codicia. D. Alfonso se puso en pie [falta una línea en el manuscrito] con acento, al parecer conmovido, exclamó:
“No es justo, señores, que nosotros almorcemos tan opíparamente mientras algunos de esos infelices acaso no tengan pan que llevarse a la boca”.
Y, sin vacilaciones, dio orden para que todo el almuerzo se distribuyera a los pobres. ¡Cuántos vivas, cuánta alegría, cuántas bendiciones respondieron a este acto generoso!
La mayor parte de los expedicionarios se quedaron con un hambre terrible, pero todos, absolutamente todos, elogiaron el rasgo de caridad del Monarca.
El regreso no ofreció accidente alguno. Al llegar a el campamento varias personas esperaban al Rey para hacerle peticiones. Todos fueron atendidos.
Entre ellas llamaba la atención una hermosa joven con hábito de carmelita. Contó al Rey que años pasados iba a profesar en el convento del Carmen de Vélez, teniendo por dote una viña, pero la filoxera le destruyó ésta por completo. Entonces una persona le cedió una casa para que sobre ella radicase el expresado dote, mas la triste noche de Navidad la casa se trocó en montón de ruinas. La joven, que no tenía familia alguna, lloraba desconsoladamente y el Rey la consoló ofreciéndole auxilios para levantar la finca destruida".

Así termina el escrito de Don Narciso. Creemos que es suficiente para conocer la visita del rey a Periana y hacernos una idea más acertada de las consecuencias de aquel inolvidable terremoto.
El viaje del rey a los pueblos afectados mereció del corresponsal del diario The Times el siguiente colofón a su crónica:

"Ningún espléndido festival habría impresionado tan profundamente el corazón del pueblo como la voluntaria asociación del monarca a sus tribulaciones. Su nombre ha sido consagrado en el devastado cuadrilátero de Granada, Málaga, Antequera y Motril"

Ni siquiera esta visita sirvió de acicate para despertar a las autoridades municipales. Veamos el comentario que mereció en el pleno celebrado aquel mismo día, dos horas después de la marcha de Alfonso XII:

"El Sr. Presidente hizo presente la inmensa satisfacción que había tenido del recibimiento que por la corporación y todo el vecindario se había hecho a S. M. el Rey en su visita a este pueblo, quedando todos los habitantes muy complacidos de los favores que el Monarca ha dispensado a este afligido pueblo. Acto seguido el Sr. Presidente dio cuenta a la corporación de una instancia presentada por los rematantes del arbitrio municipal de pesas y medidas".

La visita del rey mereció siete líneas del acta de la sesión; la solicitud de Bernardo Morales García y Eusebio Larrubia Raya, sesenta.
Llevamos casi un mes y las autoridades del pueblo no responden a tanta desgracia. Parece como si, a consecuencia de la misma, hubiesen perdido el sentido de la realidad. Veamos otra muestra: el pleno siguiente del Ayuntamiento se celebró el día 25 de Enero. El único asunto a tratar que tenían fue la dimisión del escribiente temporero Don José Portillo Cruz y la designación de un sustituto. Se nombra,

"con el mismo carácter del que ha cesado en este día, a Don Salvador Mata Téllez, quien reúne las condiciones de idoneidad que dicho destino requiere, con el sueldo diario de dos pesetas cincuenta céntimos".

Aunque las autoridades municipales de Periana no reaccionan debidamente ante la catástrofe, no por eso dejan de ser seres vivos y sentir frío en los plenos celebrados en la plaza. Por eso, el alcalde, D. José Zorrilla Toledo, el día 1 de Febrero, propone a sus concejales solucionar el problema de la manera siguiente:

"En la villa de Periana, a primero de Febrero de mil ochocientos ochenta y cinco, reunidos en la Plaza de la Constitución los Sres. del Ayuntamiento cuyos nombres figuran al margen, en sesión ordinaria, bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. José Zorrilla Toledo, el que declaró abierta la sesión, dando principio con lectura del acta anterior, la que quedó aprobada. El Sr. Presidente expresó a la corporación la imperiosa necesidad de que se hiciese un barracón de madera con destino a Salón Capitular y Secretaría de este Ayuntamiento, con condiciones de capacidad y buena construcción, para colocar en él la oficina y el archivo municipal, que se encuentra en muy mal estado por haber tenido que sacar de entre los escombros muchos de los documentos que lo constituían. El Concejal D. Rafael Núñez Barroso hizo presente que, teniendo un corral en su misma casa de bastante extensión, lo ponía a disposición de la corporación para que, si acordaba construir el barracón, que él consideraba muy necesario, lo utilizase con dicho fin, hasta tanto se pudiese reconstruir la casa capitular. Informados los Sres. concurrentes y vista la imperiosa necesidad de lo expuesto por el Sr. Presidente, acordaron por unanimidad de votos aprobar el pensamiento y que, sin dejar transcurrir más tiempo, se proceda sin dilación a la construcción del referido barracón".

Vamos a confeccionar un pequeño índice con los asuntos tratados en las sesiones de la corporación municipal hasta la finalización de primer trimestre. Al terminar de leerlo sólo podremos sacar una conclusión: el alcalde y concejales de Periana en estas fechas o eran unos incompetentes o eran unos indeseables.
Sesión del día 8 de febrero.- El asunto único del día fue la solicitud y concesión de un permiso al secretario “con el propósito de transportar a su familia a Extremadura, por carecer de habitación en este pueblo”.
Sesión del día 15 de febrero.- Asunto único también: ”El Sr. Presidente manifestó a la corporación el abandono en que se encontraban los campos por no poder atender a la guardería rural los dos guardas que están nombrados”.
Sesión del día 22 de febrero.- Asunto único: “acto seguido el Sr. Presidente dio cuenta a la corporación que el Secretario D. Emilio de San Martín había vuelto de su viaje”.
Sesión del día 1 de marzo.- Continúan los asuntos únicos: “el Sr. cura Párroco de esta villa había acudido a la Alcaldía con el propósito de que se le facilitara un local a propósito para poder celebrar misa y tener conservadas las efigies, que aún se encuentran en varias casas particulares, por haberse derrumbado la única iglesia que existe en este pueblo”.
Sesión del día 8 de marzo.- En este día ya se trató algo relacionado con la desgracia que sufría el pueblo, pero no fue por iniciativa de los representantes de los vecinos de Periana; fue la lectura de una orden del Gobernador Civil en la que les da un plazo de diez día para que le remitan un informe detallado “de los perjuicios que los vecinos de ésta han sufrido por consecuencia de los terremotos”.
Sesión del día 22 de marzo.- Por lo visto, el secretario no se encuentra a gusto sin su familia y solicita un mes de permiso “para trasladarse a Extremadura a restablecerse de su quebrantada salud”.
Sesión del día 29 de marzo.- También para comunicar una orden superior; esta vez una circular del Boletín Oficial nº 42 “por la que se ordena la renovación total de la Junta Pericial para el Reparto de la Contribución Territorial”, cosa que se contradice con los beneficios fiscales concedidos por el Gobierno y que más adelante comentaremos.
Éstos fueron los resultados:

Peritos que cesan: Manuel Martín Larrubia, Manuel Porras Arrebola, Francisco Nacle Muñoz, Manuel Carrera Caro, Manuel Barroso Frías, José Silva Gutiérrez, Miguel Díaz Morales, Juan Bolaños Moreno y José Zorrilla Cañizares.

Peritos elegidos por el Ayuntamiento, indicando la contribución en pesetas que paga cada uno:
Manuel Núñez García (783), José Jiménez Ocón (286), José Rodríguez Reina (175), Antonio Godoy Mayorga (131) y Salvador Frías Fernández (98).

Propuestas en ternas para la Admón.:
Terna 1ª.- Celedonio Alba Pascual (478), Diego Chica Fernández (466) y Diego Jaime Moreno (270).
Terna 2ª.- José Zorrilla Núñez (123), Salvador Lagos Zapata (124) y Antonio Muñoz Frías (123).
Terna 3ª.- Antonio Zorrilla Toledo (105), José Mostazo Chica (117) y Antonio Báez Morales (70).
Terna 4ª.- Julián Jaime Moreno (69), Eduardo Frías Larrubia (45) y Francisco Lagos Muñoz (36).
Terna 5ª.- Manuel Chica Ruiz (63). Los otros dos nombres no se pueden leer en el documento.
Terna 6ª.- Alonso Larrubia Sánchez (117), Alonso Larrubia Conejo (39) y Vicente Vázquez González (9).

Menos mal que el Gobierno de la nación fue más sensible que el de Periana y el día 2 de enero de 1885 publica un Real Decreto, que quedó reforzado con las leyes de 7 de enero y 14 de junio del mismo año.
Veamos algunas de las medidas tomadas:

- Real Decreto del día 2 de enero de 1885 por el que se ordena la creación de juntas provinciales de auxilios.
- En la misma fecha se otorgan otros beneficios a los pueblos de Granada y Málaga, como suspender la cobranza de los impuestos,
- Remitir a las Diputaciones respectivas 90.000 pesetas.
- El día 7 del mismo mes se nombró una comisión encargada de estudiar los movimientos subterráneos.

También se acordaron de tantas víctimas los literatos y pintores de España y Portugal. Para colaborar en la colecta publicaron un folleto de treinta y una páginas con maravillosas obras.
Tampoco fueron insensibles a tamaña desgracia los países extranjeros. Todo el mundo reaccionó de forma diferente a la de las autoridades perianenses: cuando se conoció la noticia empezaron a enviar ayudas económicas y materiales desde todos los continentes.
A repartir entre los pueblos afectados de Granada y Málaga se recibieron unos seis millones y medio de pesetas, de los que casi la mitad eran del extranjero. Las provincias españolas aportaron 3.449.191,30 pesetas y los diferentes países extranjeros aportaron 3.006.794,46 pesetas. Lo que nos da un total de 6.455.985,85 pesetas.
Adjuntamos sendas relaciones detalladas, por provincias, de los donativos recibidos desde España y, por países, de los recibidos desde el extranjero.
También presentamos un mapa en el que se señalan los diferentes pueblos y ciudades que recibieron subvenciones.
Para administrar estos fondos se nombró una Comisaría Regia en Abril de 1885, de la que fue nombrado comisario Don Fermín de Lasala y Collado, duque de Mandas. Se disolvió la misma en Diciembre del año 1887, una vez cumplido su cometido. De los treinta y un pueblos de la provincia de Málaga que recibieron ayuda Periana, por desgracia, aparece en cabeza.
De la reconstrucción de Periana se encargó directamente la Comisaría Regia, que construyó de nueva planta veintiuna viviendas en el Carrascal; en La Lomilleja se construyó un nuevo barrio, con cincuenta viviendas, dos escuelas y una iglesia. Las viviendas fueron entregadas en Junio de 1887. La construcción de la Iglesia y de las escuelas, cuyo proyecto se debe al arquitecto madrileño Don Eduardo de Adaro, se demoró algo más. Precisamente, al mes siguiente, el día 8 de Julio, se firma en la notaría de Don Miguel Molina y Terán, de Málaga, una escritura de constitución de sociedad entre Don Salvador Herrero y Puente y don Joaquín de Toro Martín, ambos vecinos de Málaga. El único fin de esta sociedad es “ejecutar las obras de nueva construcción de los edificios referidos que han de ser destinados a Iglesia Parroquial y a Escuelas en la Villa de Periana”. La compañía durará

"el periodo de tiempo que se invierta en la realización en las antedichas obras; en cuya sociedad el Don Salvador Herrero sólo ostentará el carácter de socio industrial y el Don Joaquín de Toro Martín el de socio capitalista, fijando como domicilio esta ciudad de Málaga".

La cláusula 3ª del contrato estipula que

"El Don Joaquín de Toro vendrá obligado a ir facilitando, como tal socio capitalista, las cantidades que periódicamente se vayan necesitando para la ejecución y marcha de las referidas obras".

La cláusula 4ª habla del reparto de beneficios: al socio industrial le corresponde una tercera parte de los mismos y al socio capitalista dos terceras partes. Éste asume todas las pérdidas si las hubiese.
Las cláusulas 5ª y 6ª tratan de la administración del dinero: el Sr. Herrero tiene la obligación de justificar el uso de las cantidades recibidas del Sr. de Toro. También es obligación del Sr Herrero poner

"a disposición del Don Joaquín de Toro todas cuantas cantidades que, por certificaciones de obra ejecutada, le sean entregadas por la Comisaría Regia".

Antes de este contrato el Sr. de Toro ya había entregado al Sr. Herrero el importe necesario para cubrir los obligados depósitos de garantía. Ascendía el de la iglesia a 3.200 ptas. y el de las escuelas a 1.000 ptas..
Una vez terminada la obra de la iglesia se colocó en el vestíbulo de la misma una lápida de mármol en la que se puede leer:

A LAS NUEVE DE LA NOCHE DEL DÍA DE LA
NATIVIDAD DE N. S. J., AÑO DE 1884, COMENZÓ
A ESTREMECERSE LA TIERRA DE GRANADA Y
MÁLAGA, EN ZONA DE 200 KILÓMETROS DE
LONGITUD Y 70 DE ANCHURA, CON SUS POBLACIONES.
ARRUINÁRONSE ALGUNAS. EN CASI TODAS
ELLAS SE DESPLOMARON EDIFICIOS, MURIERON
745 PERSONAS, 1263 PADECIERON DAÑO CORPORAL.
NADIE QUEDÓ LIBRE DE AMARGURA Y ESPANTO.
VINO AQUÍ PRESUROSO EL CARITATIVO Y ALENTADO
REY D. ALFONSO XII CUANDO EL AZOTE
DURABA TODAVÍA, CUANDO LA VENTISCA Y LA
NIEVE CERRABAN EL PASO AL CAMINANTE.
ENJUGÓ LÁGRIMAS, SOCORRIÓ AL POBRE,
FORTALECIÓ LOS ÁNIMOS. LLAMANDO EN SU
AYUDA A LA CARIDAD UNIVERSAL. PARA
REMEDIAR AQUELLA DESDICHA HABÍA INICIADO
YA UNA SUSCRIPCIÓN QUE EN LOS DOMINIOS
ESPAÑOLES PRODUJO 3.440.734 PESETAS
Y EN OTROS NOBLES PAÍSES 3.006.363.
MERCED A TAN EFICAZ AUXILIO 14.000 CASAS
FUERON CONSTRUIDAS O REPARADAS
PRONTAMENTE Y EN EL NUEVO BARRIO DEL
PUEBLO DE PERIANA SE ALZÓ ESTA
YGLESIA PARROQUIAL.
ORAD POR EL EXCELSO PRÍNCIPE QUE VIVIÓ
HACIENDO BIEN Y CUYA PREMATURA MUERTE
LLENÓ DE TRIBULACIÓN A ESPAÑA.

También el obispo de la diócesis colaboró construyendo un grupo de viviendas en la Quinta. El día 9 de Abril de 1886, “el Exmo. e Iltmo. Sr. Doctor Don Manuel Gómez de Salazar y Lucio Villegas, Misionero Apostólico, Caballero de la Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, del Consejo de Su Majestad y Obispo de esta Diócesis”, ante el notario de Málaga Don Enrique Ruiz de la Herrán, da poderes al cura de Periana, Don José Giménez Gamberos, para que compre a Don Manuel Núñez García una haza en el partido de la Quinta, que linda “por el Norte y Poniente con el Camino del Cortijo de las Cañadas, por Levante con casas de la expresada población y por Sur con tierras de Don Antonio Bueno”. El precio pactado fue de 1.625 pesetas.
El pueblo se lo agradeció colocando en la plaza del barrio una lápida con una inscripción recordatoria.


MDCCCLXXXVI

DESTRUIDA CASI TOTALMENTE ESTA POBLACIÓN
POR EL TERRIBLE TERREMOTO DE LA NOCHE DEL
25 DE DICIEMBRE DE 1884, EL EXCMO. E ILTMO. Sr.
Dr. D. MANUEL GÓMEZ-SALAZAR Y LUCIO-VILLEGAS,
DIGNÍSIMO OBISPO DE LA DIÓCESIS, CONSTRUYÓ
ESTAS CASAS QUE DONÓ A LAS VÍCTIMAS DE AQUELLA
CATÁSTROFE, EMPLEANDO AL EFECTO CUANTO POSEÍA
Y LAS LIMOSNAS QUE POR SU CARIDAD Y CELO
APOSTÓLICO OBTUVO DE TODOS LOS PAÍSES CATÓLICOS

Sarcasmo de la vida: El día 14, once días antes del terremoto, el libro de actas del Ayuntamiento de Periana reseña la de la sesión celebrada ese día. Fue presidida por D. José Zorrilla y acudieron los concejales D. Diego Morales, D. Juan Morales, Don Antonio Caro, Don Rafael Núñez, Don Salvador García, Don José Toledo, Don Juan Toledo y Don José Molina. Veamos de qué trataron:

"El Sr. Presidente dio cuenta a la Corporación de que por el concejal Don Juan Morales Caro se habían presentado las cuentas del gasto invertido en la composición de las dos fuentes de este pueblo y sus cañerías, ascendiendo a la cantidad de ciento cincuenta pesetas, así como también la cuenta del gasto asignado en la composición del gasto del empedrado de la calle de Jesús, en cuyas obras aparecen gastadas la suma de trescientas pesetas".

Sea este trabajo un modesto homenaje a las víctimas de aquella tragedia, que, desde entonces, ha estado y está viva en el sentir de los perianenses o perianeños, como a ellos les gusta llamarse..